miércoles, 29 de mayo de 2024

sábado, 4 de mayo de 2024

LA ROTONDA

La poesía es naturaleza consciente

Juan Ramón Jiménez

 

La indiferencia mejoró al desprecio.

Sentir empatía por el tozudo le dio una pista.

Fabricó importancia para satisfacerse.

La impostura habla como un grifo roto.

Resignación GTI.

Incapaz de asumir incapacidades ajenas.

Rotonda o rotundo.

viernes, 3 de mayo de 2024

EL RIZOMA

A M. P.

Cerrado el párpado la luz mantiene la intensidad de la intemperie. El primer cambio es sutil como un sueño que llegara a pleno color desde la consciencia. De repente se abre y te transporta hacia el asombro en una atmósfera de claridad nebulosa. Cuánto sosiego esmeralda. La levedad de la música átona serena el ingrávido momento. Algo amniótico y placentero sostiene el bienestar que exhalo en acuosas repeticiones, como licuarse por ensoñación turquesa. El tiempo y el espacio han dejado de existir. El pasmo cede al asombro y la fascinación al deslumbramiento. No hay nadie. Nunca hay nadie aquí. Como una densidad en aire líquido de atmósfera planetaria, como un asombro en pausa que entiende y goza. Se despliega en abanico de tibieza, de piel en tacto, como un iris vivo y detenido. Fiebre en aliento, telón demencial sin referencia del que surgen súbitos rizomas para el cosmos. Un capricho de conciencia sugiere abrir un ojo, regresar. Entonces la realidad es una parodia, un rastro deslucido que no importa. Vuelves. El ojo pesa. El fosfeno funde a negro de súbito como un truco de yodato potásico. Flap, ahora se parte desde el negro hacia un trazo rápido que germina en una ola fascinante e irisada. Sulfato de sodio y pie a tierra. De dónde emerge tanta belleza, esta duna densa de un alma que siente el gozo en melodía, como una vivencia vívida por el color. El reloj dice que ha pasado media hora. Media hora en que el tiempo no ha existido. Desde el telón, ahora se funden micelios de oscuridad violeta, engranajes en tallos de cremalleras telúricas. Ahora la perplejidad parece un juego que se renueva incesante. Cuando pasa, queda un poso efímero de decepción. Volver a la memoria y lo nombrado. Volver a las coordenadas de los objetos. Llamar realidad a esto parece una broma, un residuo de historia y repetición. Volver a la costumbre -que allí no existe- para quedarte.