jueves, 23 de febrero de 2023

EL HUMANO

Toda inteligencia era artificial.

Aprovechaba sus defectos.

Iba a la biblioteca de oyente.

Nadie se respeta la soledad.

Aforismos con música del Titánic.

Nuevos modelos de follar a la antigua.

Huía adelante pero hacia abajo.

Apagón humano.

sábado, 18 de febrero de 2023

EL SUCEDÁNEO

No quiero ponerme místico -Dios me libre-, pero de tanto comer bimbo nos cuesta perder los dientes en el pan. Da igual la berejena de hoy que el berenjenal de ayer, la matanza que el fuet, la teta que la mamoplastia. Somos un sucedáneo que arrastra su móvil. Un avatar con seudónimo. Un seudónimo que descarga una app para crear su nickname y así sucesivamuerte. Ya no sabemos vivir porque estamos acostumbrados a morir. La muerte es la costumbre misma, el sucedáneo del tiempo. Mi deuvedé tiene más criterio e independencia. Los pueblos son la vida póstuma, un buen lugar para mirarse el sucedáneo. Aquí se da uno cuenta que la tortilla es de sobre y la empanada del Mercadona. Antes éramos un 60% agua y ahora somos un 80% congelado. Preferimos el cloro del grifo al glifosato silvestre. La vacuna moderna de la Pfizer a la muerte made in china. Se nos pierden los referentes. Antes teníamos al cristo de la infancia. Algunos le cambiaron las barbas y se creyeron la ideología. Después de Escohotado no sabemos qué gritar en las manifestaciones ni qué hacer los domingos. Mi sobrino toca al piano piezas de treinta segundos que se aprende en tik-tok, sin saber que Mozart no es la banda sonora del último Dacia. El wasap no mancha los dedos como la tinta apasionada de las colinas. Los jueces dicen que solo la ley es ley como sucedáneos de justicia. Plásticos frente al cristal. Bolsas frente a bolsos y así sucesivamuerte. Soledad frente a solitarios porque ya nadie diferencia los conceptos. La soledad es una muchedumbre de emoción. Una nieve sin frío que se filtra en el tiempo. Carnes veganas, licores sin alcohol. Olvidamos que el sexo solo es guarro si se hace bien. Que la muerte llega si se ha vivido antes y que se pudre la saliva sin chupar. Volvamos al pedernal de la emoción, a la chispa del ojo por ojo donde las almas se ven. Al verso caliente del objeto, a descubrir la pureza de lo falso.

miércoles, 15 de febrero de 2023

LA BABOSA

Qué realidad es esta. La luz de la estrella que vemos quizá no exista. Somos esa posibilidad. Una duda que tienta la niebla. El oxígeno que nos vive, nos oxida. El sol que nos vitamina, nos calcina. Complejas dosis de caos y orden. Una realidad privada nos impide ir más allá. Somos intención en la niebla, un horizonte, una ambición que se olvida. Límites dinámicos como físicas de átomo. No sé. Cuando escribo no sé la paradoja clarifica el acto de escribir. Nos reconocemos en el residuo, en estas palabras que concretan. En la mirada que nos expresa y que tanto te busca. En el roce que libera. El residuo tiene lírica de verso. La basura enciende el desastre. Alimenta el hambre peor. No entraremos en detalles ni geografías. Somos nuestro sobrante. Desde la babosa -esa trayectoria-, dibujamos nuestro ejemplo.

jueves, 2 de febrero de 2023

EL PARAÍSO

Asesinato de interés cultural.

El frío tiene sangre de agua.

Confundieron Currículum con Vida Laboral.

Nadie respeta la presunción de belleza.

El sol nace cuando se pone.

Quien sigue se ignora.

Ansiaba sombras de noche.

Pragmatismo escéptico.

El ocaso ofrece la piel del tiempo.

Algunos hombres son 99% agua.

Escalada de violencia con piolet.

La nómina como paraíso fiscal.

miércoles, 1 de febrero de 2023

LA CANCHA

A Eduardo Moga

Echo un vistazo. Estoy en la banda. Asisto a la zancadilla, contemplo la impericia. Hay un campo desdibujado por cales temblorosas. Publicidad de negocios quebrados. Barro o calor, da igual. Hay atmósfera de frío. Hay un ambiente de posguerra que aún late en los campos de fútbol de extrarradio, en las afueras de cementerio de cualquier pueblo. Al llegar, se encuentra el abandono que tienen las casas vacías. Pocos espectadores para tantos futbolistas. Quizá Manolo escupa su derrota con un insulto vago a un árbitro sin más vocación que su dieta (quién encuentra un trabajo digno), que acude por su dicterio dominical mientras no le agredan. Manoli se queda en casa, quizá se masturbe mientras piensa en su mejor amigo, quizá coma chocolate. Quizá prepare el cocido que jubila el domingo como si fuera la venda con que se mira al tiempo. Cada cual arrastra su tragedia en la soledad de su puesto. El balón parece una bomba sin trinchera. Se lanza lejos. “Fuera”. “Todos palante”. Cada uno apacigua su miseria con imaginación. Nadie está allí. Se corre nada más. En el campo todo está lejos, todo se trata con desdén y ganas de que acabe. Se mira la hora para que termine porque nunca debió comenzar, como cualquier batalla. El césped esconde brisas de polvo bajo la alfombra, pero la tristeza tiene arena. Ahora el balonazo no pica barro, pero duele peor porque lleva ausencia. Aquí se aprende Historia de España y se sabe quién ganará las elecciones. Aquí se piensa en después. En el refrigerio, en ver como niños (los niños son viejos) el Madrid/Barça, aunque sean del Atleti/Atletic. Aquí hay una infancia desganada, un banquillo eterno que corre tras la memoria. Espectadores sin esperanza y un siyoentrara que se repite. El córner tiene su tomatera, la portería su desván. El Reflex sigue siendo un chorro de agua y el pitido un guardia que mete prisa al seiscientos. Domingos de sabañón y pantalón corto. De hospital y crucifijo. De equipación que queda grande como un complejo en la ducha, como un traje de comunión prestado, que se esconde con bravuconadas. Por la banda asciende un ascensor a cualquier bloque, de cualquier piso. En el centro hay un abuelo que mira Cine de Barrio mientras sube las enaguas del brasero. Alguien coge un autobús, y otro adolescente llora el amor de su vida. También suena una tragaperras y ruge una alcantarilla. A veces un pelotazo saca una sonrisa. A veces una lesión convoca la tragedia. Se pasa el rato. Y se vuelve a casa a seguir con la vida. Una bolsa atraviesa el campo con su danza de globo perdido.