sábado, 28 de julio de 2012

EL LATIDO

Con las venas llenas, solo sangre. Algo atrae la atención de los latidos y pide su lugar insomne. La piel dura como una pérdida finge en su mirada. Los ojos como un latido. El codo es una mano abierta. Las abiertas cerradas de lo nunca. Y las palabras manchan el sonido con su blancura tímida, con la íntima resignación del silencio. Tras el carmín dibujado en el espejo la piel se eriza. Tócame aquí, hazme esto y el cuello se espalda con su tirón de nunca. Provoca el silencio. Sólo la palabra toca y pienso que en el allá profundo hay un labio. Una saliva que manosea mis pasos. Sigues siendo púrpura como la luz de los ojos por la noche.

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