miércoles, 14 de agosto de 2013

EL CALOR

Será el calor, o esta indiferencia que uno ha ido educando para no ser lo violento que debiera, quizá la sensación de pérdida que se sienta contigo al caer la tarde. El agujero que toco cuando miro a los niños en los parques, tan siameses y amovilados que desconciertan. Es este Quizá -que se infla como una rana, que suena como un cuco- el que me trae olores dulces de algodón y feria y una indiferencia marceña, de hoja seca. Siento el hueso de las palabras, la emoción de las actitudes, la pose de las melodías. Algo le ha ocurrido a este agosto que no ha mirado a las estrellas, que no se ríe de los chistes, que le han cerrado el parque. Hay cuellos que asustan con su fiebre sonámbula. Y en esa prisa de arena, en esas tormentas de uva, la tierra huele a cosas de lágrima que merecen la pena. El Quizá dice aquí estoy puedes probarme. Algo sospechan mis manos porque no paran de buscarte.

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