sábado, 21 de junio de 2014

LA RAÍZ

“Cuando amanece entre unos muslos lúcidos,
la vida nos traspasa como una flor de hierro”
Francisco Umbral.

“Y tendrás que escribirme”
Mónica

A Mónica en sus 34

Hechas las distinciones -la emoción sobre la mesa-, la soledad se viste o se cubre. La cobertura compra y la vestimenta es un desnudo de locos, preguntando. Hay un lamer de patas sobre el billete y muchos nervios de papel. En la claridad rota fijo tu cara. Ahora es fácil, la raíz negra de tu ojo busca el sol. Tu párpado es la nube, enjambre de pétalos, niños corriendo con la risa de la mano. A cada mirada, te nace una flor, es la tierna espontaneidad del brote. Y otra sombra clarea por tu cuello, un nuevo gesto que sucumbe a tu lengua. Sigues punzando la magia. Sigues subiendo hacia a ti, con la medida del caos, con la sorpresa de lo interminable. He vuelto al ridículo, al espectáculo de tus labios -ojos del beso con que tus ojos hablan- he vuelto a creer en la ele. A veces yo con tus espacios, a veces tu con mis palabras, y tu mariposa y mis colores se acoplan en el vuelo que el tiempo ha tejido en un calor. Y el invierno nos sorprende abrazados como una sola madre.

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