jueves, 18 de febrero de 2010

LA COMPAÑÍA

Según se me consumen las fechas voy asegurando mi soledad. La soledad es el sitio del silencio aunque todo bulla alrededor. La ciudad es un lugar lleno de gente solitaria. Los pueblos son soledades que se acompañan de humo. A mis soledades voy, de mis soledades vengo. Uno va trazando sus lecturas que es la forma que tenemos los escritores de ir haciendo el diario que es la biblioteca. Entretanto la soledad va creciendo como un cuarto de estar al que se le van cayendo los tabiques y nunca funciona la calefacción. En la soledad todo es charco. Si te miras ves el lodo que serás con ondas que parten de tu cara como un olor líquido de tierra. Los solitarios escribimos como forma de hablar a solas. Buscamos los amigos debajo de las letras, en el fondo lejano de las pestañas. Imaginamos un horizonte sinuoso regado de caderas donde depositar todo nuestro semen. Creemos que la vida es un juguete ruso lleno de balas como orgasmos. Existen vacíos fatales que se cuelan por debajo de las camas deshechas en un mundo lleno de alcobas. Nada mejor para la soledad que una habitación simple en un cine de verano. La soledad es un buen lugar para la compañía pero que nadie venga exigiéndote atardeceres pasados para tardes futuras. La soledad es una parte importante del despertar. A la soledad se nace.

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