viernes, 16 de abril de 2010

LA TRINCHERA

[...había triunfado en la vida; a nivel financiero, se entiende.] Las partículas elementales. Michel Houllebecq.

Vamos a ver. Vamos haber. Como hay que perder el tiempo entre dos silencios y no todo va a ser follar esta inmensa plaga de solitarios depresivos hemos acogido la creación recreativa como forma de sublimar el tiempo. Vale. Como la enfermedad afecta a todos como un cáncer caprichoso pues montamos el premio, el homenaje, el libro. Vale. La felicidad perjudica seriamente la creación se marca el Sabina. Pues claro. El universo de la tristeza se llama biblioteca cuyo epicentro es la poesía. Si fuera Rocco Sifredi iba a leer Rita. Yo no veo a Scarlett Johanson leyendo un libro ni falta que le hace claro. A Quevedo si porque era feo, contrahecho, y lucía su apellido como bastón de ciego. Yo no quiero una tía buena dándome clases de filosofía como decía Fernán Gómez. A la buenorra lo que quiere uno es tirársela o por lo menos que te enseñe el tanga. Luego vendrá la feminista a decirte que qué hacemos con la inteligencia y yo le contesto como Bigas Luna que una mujer que no utiliza su cuerpo no es inteligente. Esto suena machista claro pero yo no pretendo convencer a nadie, me rindo a la evidencia intuitiva de mi espejo. En realidad la literatura es el consuelo de los feos. El refugio de los impotentes. La trinchera del que no tiene tanques. Si tuviera una polla como dios manda, si fuera guapo, con pasta y un buen par de TomaHawks en mi helicóptero se iban a enterar estos lectores.

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