martes, 15 de junio de 2010

EL LIBRO

El Alemán quería ser bibliotecario cuando en la mili le querían designar tarea. Le dieron una carretilla, pico y pala. Manolo acabó de bibliotecario en la mili cuando dijo que quería carretilla. Él era maestro. Yo acabé de bibliotecario por un error administrativo que me concedió curso universitario gratis. Mi vocación de cerrajero se truncó. Luego la debilidad del sistema educativo hizo el resto.

A lo que voy es que el libro maneja tu vida. Te pone donde quiere. Cómo iba a pensar Manolo que el glorioso ejército español, de ilustrada reputación mundial, le iba a conferir tan decente profesión involuntaria. Con tal experiencia militar y un título de magisterio le resultan treinta años de bibliotecario.

El libro llega cuando quiere y se va cuando le da la gana. Hay muchos libros que se fueron al limbo de los calcetines perdidos. Al Alemán de Marruecos (hay quien le llama Germano) le llegó de la mano del porno y el porro que es la mano izquierda. El soneto le derivó en sonata y el hip-hop hizo el resto.

Hay quien nace con un pan debajo del brazo y hay quien nace con un libro. Todos empezamos como poetas y acabamos como bibliotecarios, decía Umbral y hasta Serrat cantaba eso de y qué le voy a hacer si yo nací bibliotecario.

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