sábado, 9 de abril de 2011

EL INTERRUPTOR

Tras cada una de las huellas hay un avión en lo alto y más allá un agujero negro y un aborto. La dificultad de la luz se sostiene en los interruptores. Un haz de tiempo sin medida encadenándonos la mirada al angustioso mundo oclusivo. Y en el cuarto oscuro ocurren cosas. Rozamientos, crecen plantas, golpes, euforias. Luego alguien proyecta la luz para fingir el día y todo cambia como un invernadero. Con el tiempo una grieta filtra el aire, algo de luz. Algo de otra cosa entendido como alguien. El aplomo simétrico deviene en soledad: es la incomuncación. Por eso están solas las ciudades, los pueblos y las granjas. Por eso existen los libros y los bares. Porque las caricias son un universo de dolor horizontal que pueden traer complicaciones, hoy, que todo es sofá y en ellos, sólo vemos la tele. Para reeducarme procuro los paseos, los viajes, observo el firmamento y practico la masturbación.

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