miércoles, 16 de noviembre de 2011

MATEMÁTICA TINIEBLA

“Ha de saber las matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad dellas”.
Don quijote de la Mancha.

Se piensa la paloma lejos del cuatro y se posa en el más de las semblanzas sencillas. En el juego de la suma todo es resta. Un pecho, una palabra con sonido naranja y olor a siesta. La sinestesia va colocando la música en su sitio. Su espalda -vocabulario de huesos- acaricia las palabras de mis dedos. El pelo enraíza orificios. Esta pequeña muerte que sale de los gestos, los ojos y las pesadillas. Y su mano me aprieta con más brillo, con más. Y me acuerdo del tiempo que vendrá. Y la melancolía sigue caminando las paradojas. Y esta enorme soledad que reside en la constancia. Y las velas incendian el viento dulce de los favores. Al final todo es un momento. Nada aguanta la tensión de la sonrisa. Rompo las calculadoras, finjo adioses hasta llegar a la matemática tiniebla de los cuervos. Y asistir de nuevo al pasmo del nacimiento, al silencio de la sorpresa, al enamoramiento de la ignorancia. Vuelvo a poder ser.

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