miércoles, 19 de diciembre de 2012

LA CAMA

Borrando la sorpresa de la cama hoy ha salido un pendiente. La cama es un libro que hay que airear con la rutina de un plumero. Por las sábanas se encuentran objetos como las flores secas en los libros de antes o las pantallas sucias de los de ahora. Hoy ha tocado un pendiente. Es una perla en su ostra de calor sonámbulo, otro fragmento de tiempo por hacer y colocar. Encontrar es recordar, y con la tuerquita de la mano se me ha dilatado la memoria en su futuro. En la habitación se reverberan camalientes metáforas de perlas encontradas, es el tesoro solitario de las alcobas vacías, de las noches de sueño rampantes de espaldas, del mañana todavía. Yo asesiné los goles de radio con sus tertulias de vecinos sin patio, por eso desayuno las páginas guarras de Bukowsky. Él tenía gatos que le inseminaban los teclados del computador que le traducía Jorge Berlanga. Mis gatos son mis libros. Yo me corro en el lavabo, por eso hago la cama con un detector de metáforas. Como un jubilado de rondón que furtiva un topless con la escusa del aparataje, paseo por mi cama como un guiri que ha olvidado la esclava en lo doméstico de las sábanas. A veces sale un calcetín.

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