sábado, 9 de noviembre de 2013

EL BUENO

"El bueno de corta inteligencia no llega a tonto. Se queda en discreto"
Miguel de Unamuno.

La mala persona se define por su oscuridad nauseabunda que detiene la debida profilaxis. La muerte es un ejercicio vital que estercola. Sin embargo, la vida es una mortandad debida a las buenas personas. El bondadoso asesina de continuo, desangra, te agoniza. Hace del asesinato una muerte involuntaria, condescendiente, ágil como el botón de los misiles. Es la asepsia macabra de un proceso burocrático, leer a Kafka en el corredor de la muerte. Ser bueno es una torpeza, un egoísmo vestido de blanco, un imperialismo ignorante, ávido de caricias, peligroso por involuntario como la decapitación de una amantis. La bondad nunca se enfrenta, es sinuosa como la carcoma, como el tic-tac de un reloj invertido. Te amordaza con la apariencia de un beso, con la fatalidad de lo fortuito que suelen llamar visita. Hilvanamos una resignada actitud de feligrés doméstico, primer síntoma de que la docilidad nos ha impregnado con la tos aplacada de los virus sin mano. La bondad jibariza con losbuenosdías, hacesol, estásmásgordo, redes de melonar con que recogen aceitunas. La bondad es pacífica y ahí radica su peligro. La bondad toma forma de manzana, sopa caliente y otros espectáculos de domingo en familia. Es el oxígeno venenoso de las noches vegetales disfrazadas de discoteca. La palabra bueno viene de bonito que viene del griego cáscara, es el fruto del hueso. Bueno es el vacío que forma el eco, la oquedad de una honda en el agua. El bondadoso suele ser limitado, un lastre de la memoria revestida de afecto, una piedra a la que hemos cogido cariño, su inocente veneno. La bondad esquilma tu soledad. Llega alegre, con la compañía del azúcar para fumarse un cigarro. Viste de rojo, de un carmín televisivo y tiene nombre de pasado. Huelen a pena, son dóciles, pero gozan de un exquisito egoísmo atávico que subliman con la escenografía de la emoción. Se les reconoce por sus cumplidos, su intachable conducta y su soltería. Son lo peor porque se hacen daño a sí mismos.

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