miércoles, 1 de julio de 2015

EL GENIO

"El hombre medio es terrible"
Angélica Liddell

La genialidad está más allá de la célula como un tiempo sin espacio que ocurre a veces, lo demás es esfuerzo. Hay más diferencia entre lo muy bueno y lo genial que entre lo bueno y lo malo, esa sutil diferencia de lo enorme. Es la palabra mejor en el fracaso de Beckett, el amor cuando comienza, ese detalle. La genialidad salta a los ojos como la ternura de un niño. Se silencia porque da miedo. Nos asusta entender que el esfuerzo sólo sirve para quitarnos el tiempo, las tardes y el entusiasmo. El genio dedica su integridad así mismo pero sin más esfuerzo que la respuesta mecánica de una sangre a caballo. La genialidad es el Fraude de Wells, Paco de Lucía rompiendo el agua, el amor cuando dura. Larra, Mozart, Gómez de la Serna, la marihuana, la noche oscura a la luz de la saliva. Que la palabra corte, que el sonido gire la tristeza, que la lágrima queme su hijo. Paco Rabal llamando a la milana, La Jurado “En el punto de partida”. El genio vive en un ojo, lo de la lámpara es un truco convencional y Disney para niños mediocres de padres industriales. El ojo de Picasso y el ojo de Buñuel son personas con sus brazos y sus piernas que son la cabeza y el tronco de Picasso y de Buñuel. Es Zöbel en Cuenca, Goya de cualquier manera, Zappa de ácido, las prosas del veintisiete y el amor cuando termina. El genio mira diferente como los ojos de los ciegos, con el aspecto cortado por una mirada que siente.

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