"Madrid lo hicieron Carlos III y un albañil de Jaén"
Umbral.
A Pablo Gadea.
En
agosto, Madrid es una ciudad de brazos caídos. Madrid, en agosto, se da cuenta del pueblo que pudo ser. Por eso los
madrileños se vuelven a Torrijos para llorarse las verbenas del
amor, de la pérdida de las vidas por cumplir. Madrid en
agosto es un cementerio de hormigón. El Retiro parece la T4
del arbusto, los vigilantes del Prado monjas rezando el rosario del arte. En Sol, Bob Esponja suda la
angustia de la distancia, la fotografía de la necesidad hecha
caricatura. Madrid en agosto es una reforma. Un semáforo
reptando por la A3. Madrid en agosto pide su
bomba que le devuelva el ritmo de la portada. Madrid en agosto lo sostienen un becario argentino y un conductor de la EMT. Madrid,
prisa y móvil, tiene en agosto una abulia de Snake, de casa de campo
sin putas porque el Rodríguez del XXI con Internet se apaña y la daifa está en servicios mínimos. Tiene
fiebre de siesta y nuca fría, complejo de pobre y cine cerrado.
Madrid en agosto es agosto en persona. Madrid en agosto está Carmena.
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