“El único estado de
lucidez posible es la perplejidad”
Vicente Romero
Extraño.
Es que nadie,
para qué.
El garfio de la pregunta sujeta los
nombres.
Todo al suelo y en el suelo
extraño.
Furtivo en la saliva que señala.
Y el tiempo
con su cuerda de araña,
en la palabra ceniza del cansancio.
Entre las tardes, noche
entre los versos, la ficha
que falta.
Más allá, más adentro
hasta romper el ritmo.
El espacio en cloaca.
Y el paisaje furtivo.
Y la isla del ojo,
a veces jaula,
a veces tarde.
Y a veces golpes de pozo,
sordo en pedernal,
llorando al sol.
La cuerda empuja.
El roto embala.
Ajeno,
“no querías nacer”
y en el suelo extraño.
1 comentario:
Pues muy bonito.
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