viernes, 20 de abril de 2018

LA CONDENA

“Hay que aprender a bailar con el tiempo”
Álvaro García Linera 

“Eso sucede en el mismo tiempo, pero jamás en el mismo día"
Ángel González.


Jamás en el mismo tiempo, quizá en el mismo día. “Se habita un tiempo pero se vive en la memoria”, esa ventana que los ojos (la piel un ojo, la lengua un ojo y hasta el buitre un ojo honesto) almacenan recuerdos. Tiempo y memoria son un mismo espejo. Un destello dinámico que fermenta con remanso. Pero las manos no pueden tocarse en la emoción del tiempo. Peleamos en el ritmo de relojes diferentes. Cada segundo tiene una mano, cada mano necesita un ojo, y la piel un ojo, la lengua un ojo... Empeñados, a empujones, …, se llega o se sublima, con torpeza de verruga. Perplejidad sin asombro. El asombro es un entusiasmo infantil e inesperado. La perplejidad, repetición en llamas. La verruga perpleja nos acusa, es un telodije sin verdugo, un rostro cualquiera, un espejo más. En el mismo día sí, jamás en el mismo tiempo, como la condena de las baldosas.

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