sábado, 24 de julio de 2021

LA CUEVA

https://www.hoy.es/prov-badajoz/tres-meses-cueva-20210618203130-nt.html

"(él prefiere llamarse ebanista, cuentan algunos vecinos)...".

Claro. Yo también necesito perderme tres meses aunque me conforme con 15 días. Los pobres somos funcionarios. Necesitamos la riqueza de la cueva que llevamos dentro. O sea que nuestra piel es el borde de la montaña, nuestras vísceras la caverna de Platón y un follón de pensamientos en el hueco de Altamira. Hay noches en que salgo a cazar fuera. El sofá se encoge, las metáforas se esconden detrás de los muebles y me voy a La Estación a mirarme el firmamento. Contemplo las estrellas como si fueran las pecas de mis defectos y sigo la trayectoria de mis rencores. El rencor es el espía de la memoria. Un satélite que guiña el ojo cobarde, la sombra que nos impide enterrar el yo bajo la piedra del nosotros. El cielo es una cueva doméstica, un silencio comprensible, educado, que no alarma a los vecinos, porque para mirar el universo hay que callarse. El silencio inesperado alerta. Enseguida salta un «qué te pasa» como si nuestra propia cueva fuera un grito que despliega a los amigos. No se puede uno callar así porque así. Hay que ir tejiendo el gato poco a poco. Somos (aquí está mi «nosotros») la policía del silencio. También el ruido es mudo, pero se le ve el escondite. Es el lobo de los títeres con sus niños de presa. La cueva y el cielo son la misma renuncia. Las estrellas estrenan su melodía de madrugada, cuando la frescura del sueño necesita una mano, porque para mirar hace falta tacto. La mano es una hoja seca que se aleja con el viento y se rompe cuando se apresa. A veces la hojarasca, satura el sumidero y exabrupta una burbuja. Necesitamos (aquí estoy otra vez) volver a la cueva, al cielo, al silencio. Necesito volver al telescopio, comunicarnos ojo a ojo con la luna sin que las concertinas del oleaje, nos roben el aire. La asfixia, puedo decirlo (aquí está mi «vosotros»), es un robo involuntario, la muerte por bondad, la necesidad de un septiembre necesario.

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