sábado, 13 de noviembre de 2021

EL EXTRAÑO

Ahora que (en el que dicen mejor de los casos) he llegado al ecuador del viaje, hago repaso a mi catálogo de extrañezas. Durante años, claro, fue normal sentirse intruso: urbanita en el pueblo, currela en la universidad y estudiante en la fábrica. Poeta entre músicos, lector entre escritores, combativo entre mansos, estático entre los activos, toxicómano entre abstemios, desapegado entre familiares e hijo entre los hermanos. Solitario en compañía, amigable en soledad, lumbrera entre cazurros y paleto en el bosque. Enamorado en la pareja, engañado por el amor, extraño en la extrañeza, entero por partes y la parte más entera. Pasados los años, ese algo se ha vuelto habitual, propio, mío. Quizá esa perplejidad que a veces pregunta, sea la despensa de donde salen mis palabras. Ahora siento que se me acomoda el intruso. Tampoco la nada es lo que parece. El paso detrás de antes, es un paso al lado ahora, en la distancia las más veces. Soy como la sombra faldera que ya no me necesita. La extrañeza pierde su condición por cotidiana, como el ocaso, el amanecer o la muerte. Soy un misterio que se acepta, la imagen que salta del espejo. Qué extraño que ya nada me extrañe.

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