miércoles, 17 de noviembre de 2021

LA SOMBRA

Hipotecado el tiempo que nos prestó el caos, el reloj fija sus manecillas de orden. Qué remedio. Debo acudir más a los arrabales de la noche. Aquí el instante se hace posible como un recuerdo que no llega, como la pompa que contiene por un instante el vacío como si fuera un tesoro. Como cuando el verso caza el instinto y lo prende de una página, pero el vuelo se va y nos quedamos mirando el rastro de su ala. Tengo que venir más por estas llanuras de colores, de ideas que se posan en los palos de la metáfora. Mientras escribo que denunciar la injusticia es algo obsceno si no lo sufro, pero lo pienso y me avergüenzo como hago con todo. Sé que escribir avejenta porque la emoción encanece la tristeza del verso que se amasa por la noche. Odio a los panaderos, a la gente que vela en silencio para que podamos rebañar el plato. Repudio a quienes mueren de insomnio, a quienes trabajan las madrugadas por todos. A quienes conducen el camión de nuestra basura sin estrellarse contra la fuente. Hay un rencor que dignifica. Asumir la derrota con importancia. Darle valor a la culpa como si fuera pólvora de la que nace la claridad en llamas. El fuego arranca. Comienza el final, despierta el calor, anuncia las sombras.

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