miércoles, 8 de junio de 2022

EL PÁJARO

“Las golondrinas son los niños del aire”.

Miguel Hernández.

Las golondrinas son pingüinos de lavadora, el dominó de Aladino y el avión de papel que hizo Gepeto. El pájaro tiene la magia de lo insólito. Posee el aguijón de una mirada cuando arranca el vuelo. De dónde viene su poderío. No me acostumbro a su poltergeist cotidiano. El pájaro camina a saltos de videojuego y se mueve con giros de cocaína. Una potencia acoraza su plumaje de orfebrería. Las aves son el truco de la vida. Son la anatomía que despliega sus alas para dar clase de Bellas Artes. Los gorriones tocan el violín del verano cuando se posan, los buitres agitan la bandera lenta de la carroña y las palomas convierten el sonido en palomitas. Da igual. Su energía tiene universo propio. Las golondrinas aprendieron arquitectura de las cigueñas con su lenguaje de claquetas. Las aves convierten en cemento la simpleza de un palito. Saben que la paja tiene sombra dentro, que lleva fuego en su tuétano y sirve de hilo. Los pájaros son la matrioska de un búho, la aurora que cambia de árbol y el jilguero de la tristeza. Beben con la desconfianza que da saciarse y emigran cada año para dar ejemplo al misterio. El pájaro parece un collage de tela y vainas. Tiene la ternura de un cuenquito, la de las manos con que beben los niños en las fuentes y el libro caído detrás del mueble. El pájaro es el sueño del vuelo que se despierta, el movimiento de un camello hecho gallina y el anzuelo con que pescan las estrellas. Oropéndola, corneja, azor y otros nombres color selva. Canario, mirlo, tórtola y otros plumajes de metal. Comemos con tranquilidad el huevo frito pero el muslo de pollo nos recuerda el vuelo que nunca seremos, por eso preferimos el filete que no deja hueso. Hay pájaros con grillos dentro. El murciélago es un topo que vuela. Trasmite sombra y convierte en cueva los desvanes. El avión, con su tecnología de amianto y queroseno parece una ballena varada en el mar del turismo. Por eso los pájaros les disputan el aire y les destruyen la cabina y los motores. Por eso el halcón les observa, porque un clavo saca a otro clavo como un libro apoya a otro libro. Los pájaros son los libros que picotean la vigilia, la lectura del mundo que se desliza con la brisa. El pájaro hace visible el aire con su vuelo. Sabemos que existe porque respiramos la estela de su elegancia. Somos el pájaro de una escopeta que alguien carga sin que lo sepas, la cagada en el coche que no se lleva la tormenta y la mancha Rorschach de los estorninos.

No hay comentarios: