jueves, 7 de julio de 2022

EL BARRO

La memoria la hace el dedo que aprieta distinto. Deseamos porque no ocurrió. La flor se marchita según quien le arranque el recuerdo. En estos lugares de barro, donde solo ocurre el tiempo, la intemperie sestea por las alcobas donde dormir quema. Aquí los pozos se cortan las venas. Los objetos se abernardan. Se desabrocha la escapada y se derrama lo íntimo. Aquí se chilla el ruido. El barro conduce el metal de los tímpanos. La fiebre despierta a quien sueña. Las jaras se pegan en la frente para que ningún labio bese como un padre. Que nadie sepa su origen. Que se tumben, que sientan la mano que nos usa. Que cedan al grito. También el sol te queja. Araña sudor y aire. Arde como un eructo de pólvora y riega las casas de fotografías. Aquí todo se apoya en la seguridad del cansancio. Los respaldos se inclinan, los libros se tumban. Tratan de esconder la sombra con el pie de los domingos. Campanas, trajes y rencor. La fiebre duerme en las alcobas como una lengua cavernolienta que deglute los ombligos. Las niñas se tocan el vientre con un índice de silencio, y sudan.

No hay comentarios: