jueves, 14 de enero de 2010

LA INERCIA

Y a la vuelta de tu pelo sientes la infancia, y cantas palabras en fin de curso. Sientes, nuevamente, la cosquilla en el estómago sin que suene el teléfono de los ingenuos silencios. Nadie sabe a qué viene este olor a roce y baila conmigo ahora. Vuelves al confort de la vida sin preguntas, al calor de las albóndigas con fideos. La alegría lenta, como un orgasmo de borracho, te ha llenado de semen la nostalgia (mis hermanos no me besan ni me pegan ni me sienten). La vida se ha convertido en una pompa de carmín y cisternas donde el eco de un ritmo sinuoso hizo serpiente. Los amigos despertaron las chispas de las flores para efímero colorido a punto de desatarse. La canción trajo el cosquilleo del recién llegado, de las mañanas charangonas (su voz de resfriado café). El arco iris obsceno no reconoce a aquel en quien pensabas. Por un instante tu vida podría cambiar de sexo. Tu vida vuelve al podría.

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