miércoles, 28 de abril de 2010

LA COCINA

El misterio se coló debajo de la mesa. Nadie quiso hacerse cargo del silencio. El fluorescente parpadeando, cada vez más. Los congelados usurparon recipientes a la leche. La cocina fue un sitio sin recursos. Cuando se va la luz y las croquetas cambian de color, todo es fluido seminal. Sangre estéril. Las tardes fláccidas llevan al lugar más lejano de mi cuarto donde sus mejillas son esfinges. Otras pieles juegan al escóndite con Jonás. Luego supe lo del pétalo y no iba conmigo. Dejé las margaritas sin deshojar. Nadie sabe lo que dan de sí las flores hasta que llegan las alergias. Es así. Con el tiempo todo es un puré frío, colesterol y transaminasa. Habrá que pensar en cambiar el cebador o la cocina se quedará a oscuras como una noche sin luna. Como una noche con sólo la parte oscura, como una noche partida. Incompleta.

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