martes, 4 de mayo de 2010

EL GERMANO

"El sofá es toda mi casa / llena de sueños demenciales / a cuyo abrigo / arde una selva de metales / y duelen los oídos. " Pablo Gadea.

Ya tienes la distancia que aporta la palabra. Ha ido brotando mientras el mundo se marchitaba a tu lado como un abrazo que no se siente y suena a hojarasca. A ti la palabra te ha ido invadiendo a través de los sillones y los miedos. De los despertadores que chillan a la noche, de las ventanas que piden vuelos, de los pechos que exigen sexo. A tí la palabra te llega firme porque te llega tarde por debajo de la puerta de la desgana. Apuntalas el desconcierto que ahora es tu desconcierto. Cuando los pulmones desechan la nicotina lo que arde es la palabra. Ya no se respira otra cosa. Todavía huele a música, viene con trazos, televisión y alguna foto. Tu sigues lo mismo. Llevas el ojo azul, el sueño caído de un labio escéptico y pides abrazo como derrochas afecto. Pablo suena a palabra. Cuídala. Es la única mentira que merece la pena. Y digo merece la pena.

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