martes, 28 de febrero de 2012

EL DIENTE

A José Mª Sánchez y Torreño

Abrileñas tardes de tortilla y risa –ya dijimos que la risa es el sobrante de la tragedia-, susurran desgracia. Vamos a ir juntando el calor. Los crímenes son silenciosos, en silencio se confiesan los puñales, los asesinatos del sonido. La palabra muerte como todas las palabras que no queremos oír, se susurran, se dicen como si no se dijeran. La hipocresía se esconde en el eufemismo del volumen. En este calor fuera de sitio y fecha, este calor fuera del calor, este calor frío de adolescentes que se machacan a besos y pajas ¿De dónde viene? ¿Qué es lo que quiere? Los paseos de carretera son academia de versos, de recuerdos melancólicos evocados por los árboles. Aquí pasa un coche, una moto, un ciclista. La bicicleta es un ciclista. Al coche no le importa quien conduce porque pasa a todo riesgo, a nula culpa, a todo humo, a perro muerto. La moto es el suicidio de los motoristas, de los que se follan la vida con la prisa que es el ansia del tiempo. Esta fiebre descolocada se concreta en pérdidas de amor. El calor es una fuga de rosas, paseos súbitos sobre manos de recuerdo. Germinaciones de cartas, de fotos, y paseos por el facebook buscando a Chelo. Cuando el calor –lo más lejano a la luz- tiembla recién salido del frío, el pasaporte aparece bajo la almohada, como si fuera un pijama. Paseas la lengua por la dentadura ignorando de dónde procede tanta ilusión.

1 comentario:

José María dijo...

Muchísimas gracias. Un buen texto para terminar un casi inagotable y bisiesto febrero