jueves, 23 de febrero de 2012

LA CÁSCARA

Triste y lento son sinónimos del tiempo subjuntivo. La tristeza un egoísmo que resuelve lágrimas y días. Febrero viene ofreciendo almendros de nata. Te requiero, te requiero y sigues sin llegar. Hoy surgió una mañana de antes. Ha llegado melancólica, súbita, sin razón. Luego, al oír un pájaro, no he sabido ampliar su vuelo. Conformaron la palabra pájaro para todo lo que vuela. Silencioso, pedestre, imagino límites para el vuelo de mis palabras. Encarcelo mis pájaros sobre espacios virtuales, sobre caricias sin piel, sobre las macabras pesadillas de lo vigilante. La cáscara es el paso previo a la primavera. Dónde está la primavera. Quién sacude las palabras en su vuelo. De dónde viene su pianía de mañanas melancólicas. Continuar la búsqueda sonora del vuelo nocturno y al fondo un lenguaje de lágrimas sonando. La risa es lo que queda cuando se muere la tristeza. La risa sabe a vino pasado, a boca de viejo, a una amistad recordada. En la memoria se resuelven las angustias. El cuarto trastero de lo imaginable, lo más parecido a lo real. Por eso se escribe.

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