miércoles, 23 de abril de 2014

EL FUEGO

A Ella

Por las afueras
del tiempo hay una luz
que tantea mi mano.

Como un sorbo
de pájaro,
como la sed
del niño
a la que nadie se opone.

Voy fingiendo
la soledad y las cosas.

Ya vuelven
tus pájaros, tu aleteo
intacto de limón.

Y vuelvo
a besarte
con el letargo del amor,
con la arrogancia melódica
de los viajes.

Hay algo intacto en el miedo.

Por eso
acompleja
tu cerca,
tu más allá de disparo.

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