“La vida no se negocia,
la vida vale vida”.
Madres de plaza de mayo.
Cuando despierto, la
conciencia está más cerca de la fiebre que de la mañana. Sudas
molesto como si fuera septiembre. El tiempo aplasta el todavía. El
tiempo, como las grandes mentiras, se forja de silencio, de ilusiones
pequeñas como canicas, como bolas de niño que una
madre guarda un día para no ver más, para que no recuerdes la
alegría del instante, para que mendigues otra, para que pidas la presencia del chantaje. La vida -septiembre detenido-
asume la sombra. Vuelve, reparte la reclamada aparición de la alegría. En soledad nadie
sufre tu existencia de asesinado. Qué fácil la palabra miedo, qué
difícil la palabra tengo. Quiero ahogar la sangre en carcajadas. Que se pague con muerte la vida imperdonable.
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