miércoles, 28 de marzo de 2018

LA ORILLA


"Tu libertad acaba donde comienza su gilipollez".
Ignatius Farray  
“Yo, como don Quijote, me invento pasiones sólo para ejercitarme”.
Voltaire 
"La gilipollez es imperialismo emocional".
JSP.
 

Decir buenos días empuja los barrotes. La inauguración del hastío con hastío. Hay mínimos que la sangre no tolera y la fiebre es necesaria. Cuando la repetición vulgar de lo vulgar se repite hasta convertirse en asco, el delirio se precipita a pasiones sin rumbo. Cuando se ha sentido la emoción de un verso, un violín roto y las cosas del entusiasmo, el marisco pierde importancia. Llega un momento en que el tiempo toma su lugar y no hay segundo que perder. Y no se cierran los ojos al espejo y el vino se atraganta de sí mismo, reclamando la fiebre obligada sobre la mesa. El hueco, cuaja en vacío. La fiebre es un viaje de ida donde quien regresa ya no vuelve. La presencia es solo un cuerpo que trabaja. La emoción vive en el surco de la idea, la obsesión sensible y entusiasta. No esperes logros en el rito. No llames a quien no escuchas. No preguntes a las respuestas. Piensa quién engendró el “hastaluego”, calla. Busca tu veneno. No salves a quien naufraga. Vuelve a tu orilla.

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