También duele fracasar distinto. La memoria es el otra vez del futuro. Hay que alegrar
los agujeros, pensar que el sumidero es un embudo. Pensar que lo pensado no
tiene pensamiento. Aquel “dame una barra” fue toda una maravilla. Y existe el intermedio,
el wasap que corta el sol. Quién puede volver cuando se ha sido horizonte.
Un código de barras vigila el sueño de los cobardes. Un código QR
revolvió el marasmo, rizando un estropajo para el selfie. Barras y píxeles para
un lenguaje de mecano. Sé cómo estalla un cráneo, lo he sentido muchas veces.
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