Haces
magia del silencio. Sumerges memoria, deseo y grito, en el sombrero
de un conejo. He ido entrando en ese lago, en el silencio sentado que
mira el roto. El silencio dobla la ropa, nodriza sonrisas y abrigos
como un alquitrán educado donde baten sus alas las mariposas. Perdóname tu magia. A
veces miro por la cerradura y no me encuentro. No encuentro el lago,
ni el ruido de mi tiempo. Encontré tu imposible
y estaba callado.
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