sábado, 8 de febrero de 2020

LA HUMEDAD

La gotera despertó al escarabajo. Dormitaba su catarro cuando el sonido alterno y continuo de la gota le espabiló. Cambió barreños de sitio, compró otros más grandes, amortiguó superficies con esponjas, rompió la tensión del agua con lavavajillas como recomendaban en internet. Llamó a un albañil al que esperó leyendo a Beckett. Esperó a que volviera la lluvia para certificar la defunción del insomnio. Pero el fantasma de la gotera habitaba en la almohada del coleóptero. Volvió el albañil a cambiar palos, tejas y aislantes. Volvió el invierno y la gotera volvió por lo que el escarabajo decidió cambiar de casa. Encontrar otra de mejores materiales, más confortable y mayor tamaño. Así lo hizo y pudo dormir. Cuando despertó, era humedad.

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