martes, 2 de junio de 2020

EL ESTÓMAGO

Las tardes llegan con emociones que se apagan: la cama que se enfría y otro septiembre que se va. Cambias de sitio la mirada. Vienen aluviones de tardes como nubes de mañanas, como granizos de ventanas que no se abren. Vienen con su memoria a cuestas, con su venganza de silencios a partirte la cara del insomnio. El futuro, claro, está ahí, al alcance del todavía. Pero la memoria tiene el estómago lleno de ahoras y así no hay quien duerma, porque somos nuestro antes. Ya no necesito imposibles. He aprendido a cansarme, a forjar alientos porque también la torpeza aprende. Ya no pierdo mi cuándo. Ya solo exijo pureza a mi silencio porque cada boca tiene el suyo y el olvido hay que ganarlo.

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