miércoles, 27 de enero de 2021

LA ESQUINA

La cercanía es nítida. El tiempo se aburre y pregunta a los ojos con el rabo. Lo imposible desconcierta como un saludo equivocado. Mi serotonina dice que tendré que perdonar. Callar. Vale, nadie es perfecto y la resignación tiene dosis de inteligencia y el cansancio es fruto de lo exigente. Por eso ya nadie mira los bosques ni las lunas. Por eso madejas de dedos hacen ganchillo con agujas de árboles. Todavía puedo hacerme un poco más pequeño. Qué culpa tiene el ruido de que existan los oídos. Ya sé que no existen los abismos, que la vida es maravillosa, y otros cinismos que acaban en chiste. El problema es que no hay problema. Que solo cae quien vuela. Que también los elefantes sueñan con caracoles. Escribir habla hacia el siempre. La palabra es un mensaje en una botella que se hunde con el mar. Sin embargo, el mar hace arenas; y la roca tiene agua. Los náufragos, además, leen en silencio y lo necesitan. Qué solas están las esquinas, donde ocurre la vida.

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los abismos existen para saltar a ellos, llegar al limite, abandonar y saltar. Solo quien salta al vacio puede comprobar que esta lleno de cosas.
Hasta los agujeros negros desprenden radiación.

Lectora selectiva