sábado, 13 de agosto de 2022

EL SEGUNDO

A veces arrincono a la vida para sacarle un verso. La violo con actitud de ministra para que no me joda. La escupo en el cuello para darle el lametazo de la paja. Cuando se me parten las neuronas como tubos de negro luminiscente, las tiro al pozo de mi olvido para ver como resplandece el fondo de mi soledad. Allí sigue, junto a mi almohada, como el dragón de las pesadillas con su fuego de paredes. Entiendo a los gatos, a Poe, y el humo de los cigarros de cualquier tinta. Voy a por mí. Qué fue de mi tiempo, hay piel por todas partes, restos de rastros por los que prende una sonrisa, una comisura que tira del arco, que tensa los labios de la vaselina, con la diana del último abrazo. Si no puedes martrioskarte, de qué sirve. Quiero totales. Vivir o vivirte. Saber qué piensa tu instante, limpiar con mi entusiasmo tu adolescencia, hasta vernos dentro del ojo con la fuerza de los cristales. Quiero tocar, con el segundo de la palabra, lo que nunca sucederá.

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