miércoles, 21 de diciembre de 2011

LA PÓLVORA

Me juego la soledad por un pellizco de tus ojos. La pólvora mojada es una lágrima, la mayor de las tristezas. Si estoy solo no quiero estar conmigo. Por eso, en esa chispa debe nacer, porque jugarse la soledad es entregarse. La soledad quiere decir solamente. Una mente que me amanece sola, desnuda –la desnudez es solitaria-, que come, vive, duerme sola; tan solamente sintiendo. Hoy, ayer, mañana: todo es siempre. Y sentir el ansia que es el hambre de los ojos. Dolerme por tu piel, que me duelas entero para no sentirme solo. Mi soledad por tus pellizcos de pólvora.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL NIÑO AZUL

Nadie se quejó. Nadie vino a decir nadie. La nada se impuso como un todo. Como si escuchar fuese una falta del oído. Como si ver fuese la injusticia. Como si la palabra engendrase la culpa nadie se quejó. Nadie advirtió la luz, nadie impuso nada como si tal cosa debiera ser, fuese. Había plátanos crucificados en el Ministerio. La bondadosa tranquilidad de la sangre se esparce. Si quieres justicia quieres daño porque la vida no se negocia. La vida vale vida. Los niños de azul cantando al rosa de las niñas. En el horizonte perdido de la nada –ellos lo sabían- el silencio era noble, el mutismo asesinaba. El semen envenenado del azúcar –ellos ya estaban aquí- como una solidaridad sangrando moscas. Nadie nada nunca, como un todo. Lo primero es un colapso, luego un pasmo histérico, después se odia como si fuese su amor. Así que ardan las matrices con el fuego/humo de los plásticos, y devuelvan la muerte.

viernes, 2 de diciembre de 2011

LA PUERTA

Mientras hay vida hay desaliento. Mientras la sangre llene el cuerpo habrá palabras golpeando las paredes. Mientras el tiempo siga seguir siendo. Comprobar que la belleza requiere caricias. Qué era aquello de los labios. La afinidad trajo el silencio, el caudal lo disoluto: las cosas que se vierten. Y en la frente una puerta que separa los ojos. Uno ríe, el otro duerme. Uno piensa el otro gime. Y cruzar el umbral para continuar la mirada. Mirar de frente hacia la espalda del cielo. Alguien llama.