El mezquino fabrica sus
columnas, se esconde de sí mismo, en terror vivo. Fabrica
respuestas que engarcen con la excusa dialéctica. No quiere oír
que tener abusa. No quiere oír. Son náusea y mueca. Y un día llega el asco a
sentarse en su cama y lleva su ropa. Y va poco a poco tejiendo memoria para
fabricar olvido. Pero el olvido es un espejo que se acuerda de ti y se posa
como un polvo en los objetos, las palabras y la traición. Y la conciencia tiene
arrebatos decentes y duelen y hacen su fisonomía. Entonces,
con toda la podredumbre de la victoria a cuestas, sus hijos le desprecian y las
vaginas se sonrojan de violación. Agonizando se mata mejor pero
también se muere. Las cabezas engordan y el homúnculo pide caspa para completar el monstruo. Quien gana sabe lo que se pierde por eso lo esconde en risas sin
mecha.
viernes, 19 de enero de 2018
viernes, 12 de enero de 2018
EL LUGAR
A Mónica.
Hay un lugar donde todo está
en su sitio. La mirada en el ojo, la caricia en su sitio, el oxígeno en su sitio. Volver, salir a la calle fanático de sitio. Oliendo las esquinas de perros
y fútbol como quien grita un gol atravesado. Tu presencia ordena el mundo, mi
frente devuelve las nubes, los niños se sientan y la casa se recoge. Eres lo nítido,
la suavidad que hace al alma. La risa que despeja incertidumbres, la lejanía
difusa que me envuelve. Un diente para ti no es nada porque para ti no es nada
nunca. Ya voy siendo el niño que adoras, el hijo atroz que no tendremos. Voy sintiendo
el borde de las cosas y la seguridad verde de tus ojos.
jueves, 11 de enero de 2018
LA FRENTE
“Saber es ir llenando de cajas
vacías el desván de la ilusión”.
JRJ
Escucha…, he oído una palabra.
Hay una nube que duerme en mi frente. Está cansada, como soñolienta de futuro.
Quiere descansar, hibernar el sueño cálido del algodón. A veces la
nube se va y llega un chorro de risa, histérico, como todo chorro. La nube
atenaza el algodón, como un tapón de tiempo. La lluvia limpia el chorro y a
veces paseo al loco, limpio de sol. Le llevo a por el pan, a que diga buenos
días, y vuelve a casa nevando. El loco pasa por raro porque la locura tiene
abismos a los que nadie se asoma. Así, mi nube, mi loco, y mi chorro,
pasan las páginas de las sábanas buscando el calor que se desinfla. La tarde
sufre tranquila. El tamo bajo la cama, la nube a remojo, el frío caliente. Escucha…
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