viernes, 8 de septiembre de 2017

LA LENGUA


   
Para E.G.

Por qué no escapan las lenguas.

La mirada está en el vértice,
donde un beso escupe.

Hay un reloj que necesita
y una almohada doliente.

Por qué no escapan las lenguas.

Desde el sonido,
el instinto dicta.

El laberinto comienza
su metamorfosis de recta.

Lengua, perla de saliva,
hijo constante.

Por qué no escapan las lenguas.

jueves, 7 de septiembre de 2017

EL COCIDO

-La honradez depende del cajero.
-La justicia se renuncia a cada sentencia.
-El sistema consiste en criminalizar y crinicalizar.
-La naturaleza como parque temático.
-La vida como atracción.
-El mundo para un turismo colonial.
-El telediario dijo que ese miedo era un fraude.
-Pienso luego compro.
-Inyección diaria de escuela y familia.
-El plato se comió la palabra.
-La pregunta convence.
-El water sale a su amo.
-La genética huye hacia la televisión.
-La comodidad de lo esporádico.
-En Extremadura se da muy bien la servidumbre extensiva.
-Existe un miedo para cada temor.
-Existe la eternidad provisional.
-La profundidad del cocido que se enfría.
-Telecinco eres tú.


martes, 5 de septiembre de 2017

EL POLÍTICO

"-No se te ve el pelo...
-Qué le vamos a hacer..., los políticos sois así".

"-¿Tú ves Telecinco?
-No, me he leído el libro".

sábado, 2 de septiembre de 2017

EL NIÑO

Para Agus
en sus 34.


En septiembre todavía escuece el sol de la cerveza. Dicen los del Labo que el estómago disfruta de cerebro, como si la teoría de los universos paralelos tuviera su equivalencia en tripas. Septiembre tiene pensamientos de mierda y un vaso de agua con sabor a polvo. Septiembre tiene saliva atrasada y una herida que se abre. Septiembre, tiempo de conciencia y fracaso, memoria de marihuana por secar. Fechas de suicidio y pedernal. La acidia va estirando la tela que rompe y suena las costuras, va perdiendo el entusiasmo del pasado, va dejando la espina del futuro. Septiembre con su chaqueta de mayo va estirando el amarillo. Cambia con cada fiebre como si fuera un niño que nos vigila desde dentro. Ahora que los padres envecejecen y los hijos no me nacen, septiembre va tejiendo arrugas como si fueran los gusanos de seda de la piel. Septiembre es la mariposa de uno mismo para sí mismo, el corte de digestión de la metamorfosis, gusano de luz en vuelo rasante. Septiembre baja las persianas y cierra las casas, y nos quedamos absortos con la cuchara del cementerio en la mano. Cuando septiembre no emociona, perdemos el miedo floreciente del quizá. Septiembre tiene mar de interior, brea de relojes cansados y ecos de uno mismo. Tiene atmósfera de hojas secas y manzanillas con limón. En septiembre queremos purgarnos la vida, pero alguien le ha metido clavos a la salchicha. Qué pasa, dónde ponemos la inquietud, a quien le contamos la súbita adolescencia que nos deja septiembre. Con la boca seca y el ojo encharcado miramos caer el sol como si fuera nuevo, con la pregunta recién peinada. Quién mima a este niño que pregunta siempre lo mismo y diferente.

viernes, 1 de septiembre de 2017

EL VOLCÁN

"La poesía te consume, desembocas en ti mismo"
Carlos Oroza.
A Mónica.


El aeropuerto no puede con su memoria, las pistas tienen eco de campo y un águila al servicio de Iberia. AENA cultiva el asco en las multinacionales del brillo. Trabajadores deslumbrados por la erótica del market, con sueldos low cost y miradas de minifalda. El amor ya no se despide, ya nadie quiere abrazos que comprometan el viaje en autobús. Ahora, el amor, vive en un Ipad. En el aeropuerto no se escriben cartas y el Prosegur me mira confundido como quien se encuentra un rastrillo. El viaje, con su molestia de bombas y azafatas, me da sueño de altura y dolor de rodillas. La azafata tiene la mueca sujeta a la cara con unas gomas, a modo de sonrisa. Lanzarote se resume en Manrique pintando un BMW que te alquilan en un mercadillo de alquileres. Manrique tiene nombre de poeta moral, de genio palurdo, de esa brutalidad trascendente que ha de tener La Figura. Lanzarote huele a colonia de complejo que se vende. Al quiero y no debo del dame y no toques. Lanzarote ya está cerrada por abierta. Tiene poco cuidado y mucha cerveza. Una italiana baila flamenco mientras un gaditano bebe mojito, un peruano habla alemán y un inglés come paella. He visto bucear a un cordobés y darse Nivea a un conejero sentado frente a un aloe. Lanzarote tiene la compañía del mundo en suspensión de pagos y el paisaje como parque temático. Se monta en camellos a seis euros y se ve donde dormía Manrique con sus ríos que iban a dar a la mar de su foto con Rockefeller. En Tías [sic] está la Casa de Saramago. José ya era todo Pilar, Del Río, ay.

Lanzarote tiene la magia de la habitación que se hace sola con su cartelito en la puerta. La camarera dice buenos días con acento ucraniano y un grasies confundido. El horizonte cambia desde un hotel de cinco estrellas hasta que llega el psicoanálisis del gorrilla. Y el salitre en las ingles del culo, y sombreros de paja para el sol de la sombra que llaman descanso. La ilusión es el rostro de quien habita en sueños, la pesadilla en la cara de quien vive feliz. En el ascensor alguien sube al -3. En el comedor hay parejas que cambian de color como figuras barométricas y alemanes sentados frente a la palabra fideuá. Hans se acuerda de aquel libro de Jünger donde comía judías verdes mientras mira a su mujer ajada con desprecio porque se recuerda a sí mismo. El napolitano mira a la rusa de la 106 mientras el ruso mira a la camarera. El universo del silencio en el cara a cara del espejo. Creo que un sueco me miraba.