viernes, 29 de abril de 2011

LA MENTIRA

Parece que hay muchos pareceres pero sólo lo parece. El parecer es un reflejo acuoso que se cae de los objetos. Las personas somos así. Habrá que comerse el pollo frío del domingo. Frente a frente los ojos parecen espejos. Cristales ahumados por la moda del rimmel, de los cosméticos fabricados con placenta de mono. Y en esta acumulación de carnes parecer delgado, prestante, normal. Parecer es sinónimo de mentir. Por eso el ojo parece un ojo sólo si es parecido a otros. Si no el ojo, simplemente es. Pesa claro, porque la pena es una legaña íntima que se acomoda en la luz para airearse. Por eso los ojos se caen y salen las ojeras. Hay ojeras de párpado porque la pena se sube por las paredes harta de dar de comer al gallo. Este texto se parece a otros por eso pide un basta. El ojo se abre y cae súbitamente. Pesa. La congoja está agarrada a las paredes de la mirada como una bacteria caprichosa. Parece que un grito puede quebrar la ansiedad pero la calma, ay la calma, sucederá con más peso por ser lo sucesivo.

LA MUJER

La mujer tiene pelos en los huevos.

miércoles, 27 de abril de 2011

LA OPOSICIÓN

Hay algo enfermizo en este abril nervioso. Como si las partículas del cáncer vigilaran la sangre desde la lejanía del desastre. El Vicente Calderón canta los goles del Levante como forma de ganar la liga de la cerveza. Los domingos son duros cuando Yolanda no quiere tema y la oposición no la convocan y nos sabemos de memoria la materia. El suspenso se evidencia en el amargor de la piel. Se acaba mirando hacia el otro lado que comúnmente es la tele, el niño o el cubalibre. Pero hay algo en este mes del Atleti que germina en la ansiedad de las tragedias. Como una deformidad enorme en la cabeza de un niño, algo monstruoso que puede no ser más que la vida. Puede que todo este nerviosismo aéreo sólo sea un contraste más de estos verdes futboleros ahora que el Betis raya primera y el Rayo pisa la franja del despido. Qué país es este que no paga a sus futbolistas. Es que ya nadie escucha al Fary. En el más del cariño sigo durmiendo las inquietudes, sosegando el miedo, el asco, la podredumbre. Es algo sencillo como una enorme bufanda que me canta la canción tibia del sueño, y me duermo en una nana impronunciable de latidos de otro tiempo. A veces se me cae la baba.

sábado, 23 de abril de 2011

SALMA

En tu t de azúcar se sublima el tiempo. ¿Qué le ha pasado al mundo? Tan sin conocernos y buscando sorpresas juntos, lanzado la risa emocionada hacia los aires sonoros del no importa. Tu mano corresponde a los ojos, por eso tus caricias son lágrimas secas del dolor interno que aún me toca. Por qué escribo estas palabras, por qué tu cara sigue presente en mis temores. Has venido a tocar la cuerda rota de la tragedia. De dónde viene esta emoción que me acongoja las preguntas. Responde. ¿Acaso no soy tu tío?

viernes, 15 de abril de 2011

LA SERPIENTE

Los pueblos tienen antenas como pequeños transistores con tarifa Ruido. El paisaje me ha traido un verdor anuado que la memoria tenía clasificado en la letra W del verano. Summer se escribe con g inglesa pero la ortografía siempre anda de la mano coja de la fonética. Foneticones andan los pajaros que me miran con pose de vaca y nerviosismo de loco. Por los suelos del cielo antenitas, como radares de comportamiento dispuestas a la multa. Dicterios eclécticos, demócratas, moda de estos tiempos inalámbricos. Frente al verdecer de las clorofilas está el amarillo policial de las papeletas. Este horror con que saciamos las urnas como quien da de comer a la serpiente. La primavera existe desde mucho antes de las elecciones, desde mucho antes de que se pintasen las fachadas, antes incluso del señor presidente. Abril es una sucesión de antenitas que intenta recordar la lluvia, los pólenes y las meriendas de niños y niñas, en orgías de presente. Ahora todo son besitos vergonzosos que se graban por el móvil. Abril se está olvidando que los besos son furtividades íntimas de espacios abiertos. Las antenas no crecen, no verdean, y seguirán ahí durante el invierno, con sus tarifas al alza y sus restricciones de llamada.

jueves, 14 de abril de 2011

EL MÁS

La mano y la risa en un solo gesto, como un beso. La acumulación es más, siempre más hasta el no sé dónde de los horizontes del cariño. Este universo sucesivo de piel que se encuentra con el sueño, lo encaprichamos con fluidos, con amores excitados por la llenitud del abrazo, del quédate sin reservas, de la pielanía de las caricias. Ay, pídemelo. Dime otras cosas. Porque siento que los mases son mases y los menos son mases y las palabras en tí más, más. Como una avaricia sedienta de ti conmigo como un solo gesto, como tu y la risa, como un beso, como cuando me dices las emociones y pensamos en fundirnos en lo mutuo. Y en esta confusión pedirnos el pan, la mano, y esas cosas que hacen los hombres. Aquí está pasando algo. Dime qué. Dime más. Más.

sábado, 9 de abril de 2011

EL INTERRUPTOR

Tras cada una de las huellas hay un avión en lo alto y más allá un agujero negro y un aborto. La dificultad de la luz se sostiene en los interruptores. Un haz de tiempo sin medida encadenándonos la mirada al angustioso mundo oclusivo. Y en el cuarto oscuro ocurren cosas. Rozamientos, crecen plantas, golpes, euforias. Luego alguien proyecta la luz para fingir el día y todo cambia como un invernadero. Con el tiempo una grieta filtra el aire, algo de luz. Algo de otra cosa entendido como alguien. El aplomo simétrico deviene en soledad: es la incomuncación. Por eso están solas las ciudades, los pueblos y las granjas. Por eso existen los libros y los bares. Porque las caricias son un universo de dolor horizontal que pueden traer complicaciones, hoy, que todo es sofá y en ellos, sólo vemos la tele. Para reeducarme procuro los paseos, los viajes, observo el firmamento y practico la masturbación.

miércoles, 6 de abril de 2011

LAS PATATAS

Hay algo en el lugar donde se guardan las patatas. Existe. Viene por las noches a mirarnos cuando estamos dormidos. Nos asalta el músculo con gestos repentinos y después se va hasta que volvemos a acompañar al huevo frito. Es la tristeza de las horas que asaltan a las madres, el hastío de los años del currante, los minutos del cariño maltratante. El lugar de las patatas está debajo de las piedras, con el cortapichas, la lombriz y la tela de araña. Un sitio húmedo y cercano como la vagina de las amigas que nunca podrán serlo. El sitio de las patatas debe ser por donde se pierden los calcetines. Por donde salen los niños pobres antes de que los entierren como si fuera un buzón de camas sin hacer. Carmines corridos por los dedos huesudos de los niños sin madre y otras cosas planas para esconder. En el sitio de las patatas crecen las raices del olvido, donde perdimos la inocencia de la oes con rabito. Esas cosas que nos hacen sentir vulnerables a todo lo que sea vida, y nos convierten en asco, lágrima y caricia. Esas cosas dudaticias que sólo crecen en lo oscuro. Esas cosas, digo, de los sitios olvidados.