martes, 29 de mayo de 2012

EL VUELO

Pero, ¡mirad!, el aire se conmueve...
Edgar Allan Poe.

En estas tardes de sol deben quemarse las ciudades porque la vida –¡qué sabrán los biólogos!- comienza en el aire. Brilla el agua en su vuelo. Las mariposas se enredan por mis piernas. El sol con su tibieza súbita de carne viene para dejarnos sin palabras, ahora es un dónde de ojos abiertos. Ella -más que nunca como mirada- deshilvana el tiempo. La inquietud vuelve a ser una excusa para explicarnos, para seguir en la repetición como si fuese la primera verbena. De nuevo el tiempo sin promesas de los adolescentes. Y un alguien trágico lloraba su salud metálica. Hubo un eclipse de olores, se concretaron los mañanas. Sin embargo, nadie puede negar la piel. No se puede dejar el carmín en conveniencia. El beso llega para fulminar las numeralias. Y un ejército de silencios se concentran en los cuellos intocables, y se oyen ansias de anocheceres.

jueves, 24 de mayo de 2012

LA VERDUMBRE


Qué desagradable resulta caerle bien a la gente que te cae mal.
El Perich.


Unidos por el olor de una célula como quien entra en otra casa. Nos sabemos diferentes sin remedio y no queremos. Por allí las tardes alegres, aquí el ahogo siquiera con refranes. Y las prolongaciones del tiempo retenido en constantes mansedumbres. Asumida la diferencia asesinamos los cambios. Y juguetear por los escondites de la noche a pisar otros corazones, a palpar el miedo y replegarse al que dirán de su conciencia. Semblanzas lacradas por las mañanas –ese silencio- donde nadie recuerda porque olvidan de los sueños que nacieron. Los árboles en su verdumbre exhalan orines de clorofila para que los hombres odien a los mosquitos. Hay que encumbrarse a la roca madrugante de lo íntimo para desafiar al horizonte. Las mujeres callan con la dureza de las puertas, reducidas como pequeñas charlas. En verano, cuando la sed, ráfagas de sol en los amigos grandes, en las melodías de los ojos inabarcantes. Porque nadie aguanta el paraíso.

jueves, 17 de mayo de 2012

LA NADA

A ella y sus misterios...

Ante el egoísmo de atenciones quién puede solidarse. A tientas, como el aire sin piel de un recuerdo, el tiempo es un cuándo. Que sufro por la luz lo sabes. Y la mirada por encima de los sexos ansiando la orgiástica del cariño. Mírame -apenas sé quien eres- pero pasan los nuncas como si fueran palabras sin abrir. Hay silencios –ay- que estallan por los labios del mañana. Y tejiendo este ahora con lo que me va quedando de presente, vengo ante ti, a que me digas no te quise nunca, a que me tires los espermas a la cara, a humillarme el desnudo, a quemarme los fonemas –la palabra, la palabra…- porque yo ya no soy yo ni mi nada es ya mi nada. He venido a darme en darte. En calentar la tibieza del ser humano que me gime cuando te pienso y pienso que vivir ya vale la pena, -la pena- ay.

viernes, 11 de mayo de 2012

LA SOLIDARIDAD

Hay una economía de la generosidad.
 Norman Mailer
A mi hermano Saúl, 
generoso visceral como mi padre.


La vida es egoísmo.
El peor egoísta es el solidario porque es el egoísta de los demás.
El solidario es tan egoísta que usurpa a los demás su capacidad de serlo.
El solidario es el mayor egoísta del mundo porque regodea su egoísmo en la túnica de la bondad.
El solidario es víctima del egoísmo moral de la sociedad.
Si no fuésemos egoístas seríamos otro.
Desde el espermatozoide al nicho somos víctimas de un egoísmo azaroso.
Lo mío y lo nuestro esconden las escrituras de compra-venta.
La vida es capitalista.
La vida es egoísmo y los humanos su materialismo histórico.
Sin egoísmo sólo hay pasa tiempo.
La envidia siempre es malévola, la envidia sana se llama admiración.
El egoísmo es honesto.
La solidaridad es el artificio innombrable de un egoísmo proyectado.
La solidaridad es compleja por eso se impone la simplicidad del egoísmo simple que es el egoísmo puro.
Entre solidaridad y egoísmo librémonos del sucedáneo.
Llamamos solidaridad al egoísmo utilizando a los demás.
La bondad es el egoísmo enmascarado.
A menudo el egoísmo puede ser solidario porque se basa en la máxima de querer para ti lo que querrías para los demás.
La solidaridad es un instinto egoísta de supervivencia.
En mi egoísmo solo pretendo la empatía entre soledades.
La perplejidad es lo que queda cuando descubrimos la vida.


miércoles, 2 de mayo de 2012

LOS TÁRTAROS

"Nada soy, nada puedo, nada sigo.
Traigo, por ilusión, mi ser conmigo".
Fernando Pessoa.

Como un pinchazo de calor que sube por la luz, como el abrazo de un amigo que aparece. Un calor de granito que emana del verdor, así las horas. Sin la prisa de la pena ni la tranquilidad satisfecha sólo un tiempo dilatado por temblores. Y de súbito necesitar el viaje de las manos al abuelo, los lugares del nunca, la melancolía. Combatir con risa el tedio de las peluquerías para no entenderme. Frases inconexas para ocultar la tristeza. Pero las palabras delatan las sombras -por su brillo las conoceréis- y en esta angustia de lo anticipado (la angustia es eso) quitar el aire a los versos para no asfixiarlos. Volver a los silencios para no cansar al ruido. Y desear, como si todo, un otro igual para que el vacío recupere su pureza, pero ya todo tiene su melodía, su residuo, su fatalidad de vida. Ya los ojos como dedos chupados con el azúcar de lo inconsciente, como un polen de trenes por las estaciones del mundo. Sublimar la pérdida en rastros de color, fiebre y tersuras licuantes. Digo lo siento y es mentira porque sé que digo mentiras falsas por todo el tiempo subjuntivo. Y al cabo claridades.