sábado, 27 de noviembre de 2010

EL FLAMENCO

"Mi manera de sentir todavía no la han entendido" Camarón.
"La metáfora es la sorpresa. El lugar por donde no ha pasado nadie" Paco de Lucía.

El flamenco tiene su duende en el sentimiento, que no es un sentido, es un más allá etéreo que pasa por los poros como un aire cazado al eco. Es un lenguaje intangible como la mirada, como los besos, efímero y eterno porque nace del desasosiego. La poesía es un arte de temblar, yo diría de temblarse. La forma de conectar el enchufe del organismo e irradiar oscuridades. Esto lo sabía Lorca mejor que nadie, por eso decía eso del duende, de las nanas y esas cosas en las que no se fija nadie.

Son los asuntos del instinto, el lugar cuyo lenguaje es la poesía. Eso que nadie entiende ni falta que hace porque aquí lo que hace falta es perturbarse, llorar a desgarrones hasta que surja la sonrisa. De ahí que los iletrados canten a Lorca. Porque lo sienten. A ellos se la suda que fuera una figura, un maricón o un rojo. Eso es cosa de universitarios y maniáticos de los objetos.

Si eres negro pues te das al Blues, al Jazz o así. Cada uno infla el pulmón de la poesía con lo que le queda más a mano porque si no viene el psiquiatra con el prozac, la parienta con el carrefour, y el jefe con la hora extra. Si no llegas a pequeño burgués todo es vino y puñal. Una aleación de metal doliente que nunca lee los periódicos ni pasea al perro porque se come sus riñones en longanizas melodiosas.

Por eso los gitanos cantan a Lorca y Serrat a Miguel Hernández. Por eso los gitanos cantan a Lorca y Paco Ibáñez a Machado, a Alberti o a Blas de Otero. Claro. Todos tienen su huerto de pena pero Lorca lo regaba de luna y olores perdidos y los demás de otras cosas literarias. El gitano es más homúnculo, más primitivo, más Atahualpa Yupanqui, más fuego: el analfabetismo del que hablaba Bergamín.

El resto es un demás de tiempo perdido y regalos por hacer que llamamos novedades o navidades, según.

EL VIAJE ÍNTIMO DE LA LOCURA

Me parece a mí que el título es un camelo. Es la máscara que se pone el creador para ir de frente. El Robe hace uno de sus pocos "viajes" desde casa y lo publica cuerdamente. Luego vendió los libros como discos porque todos los seguidores de Extremoduro tienen su libro como apoyadiscos para que no se derramen por la estantería de Internet.

Los que escuchamos Extremoduro desde que teníamos diez años de poesía, hemos mamado los versos del Iniesta hasta llegar al porro adulto de la tinta. Luego la sinapsis y la lectura han ido trazando el surco de la metáfora y a unos les salió un poema y a otros nada por falta de riego. Y es que uno se hace músico cuando le da la gana, como el Krahe, pero el escritor cuando las letras quieren. Es ahora cuando al Robe le ha venido la cosa.

Robe tiene apellido de futbolista modosito que se lleva el mundial como si nada. Éste se ha marcado uno de las obras maestras del Rock universal con "La Ley Innata", pero nadie se ha querido dar cuenta porque andamos registrando al muerto de Michael Jackson. Ya sabemos que el pillaje es algo patrio y nosotros andamos dandole la vuelta al galán de don Gabriel ignorando a Extremoduro y a su mujer.

Andamos tan metidos en la Marca subvencionada que las avestruces nos nacen sin cabeza, porque si es por la venta el Robe vende, si es por la calidad le sobra, pero no hay que pasarse en la palabra Refinería porque entonces los rugidos se suben por las paredes. Así la cosa "El viaje íntimo de la locura" mira sin desgana al Milenio que viene, porque él mira por el wáter.

El viaje íntimo de la locura tiene mucho de Salgari y Julio Verne, pero pasado por el tamiz de Saramago. Aunque el Robe tiene tripi de sobra y lo pasa todo por el colon de su mundo onírico de lombrices. Le ha salido un detritus maravilloso de floración rápida. El Robe sabe que no es escritor y lo dice y se le nota. Otros dicen lo contrario y también se les nota. A RI le sale una infancia que pide a gritos que le devuelvan los cascos, un mundo personal que se agradece entre tanta fómula 1 de biomasa: Velocidad por mil divido al diez por ciento del plazo fijo de tres años.

Iniesta se da cuenta del jardín en que se ha metido cuando nos tiene en el bolsillo interior de sus pulmones. Entonces nos regurgita rápido y nos echa agua para que andemos, solos y con frío a comprar el Marca, otra vez y siempre. Ah, con gol de Messi.

viernes, 26 de noviembre de 2010

EL MOMENTO

Hay veces que solo existe la sonrisa. Que los rostros dibujan alegría sin adivinar su más allá. Es el tiempo en que la apariencia es el universo de una televisión en chocolate. Hay mañanas en que el albur se olvida del reuma y refresca la ilusión como una lluvia fértil en el ánimo, el momento en que todos los líquidos van a dar al espermatozoide del horizonte copado. Donde las risas se imponen al silencio, donde el humo acerca los cuerpos en una niebla de candor adolescente. Hay instantes en que los colores se encienden como una horchata. Hay tardes en que la noche no llega nunca y todo brota como una experiencia nueva, con la novedad de los cuerpos desnudos. Y los metales se transparentan, y los cristales se evaporan y el aire se aromiza hasta que que todo forma parte de un olor a nuevo que nos equivoca. El tiempo que se apacigua cuando tus ojos alumbran a otros ojos. Cuando el azúcar del sonido acaba con el eco del silencio. Hay veces en que la vida parece otra cosa.

jueves, 25 de noviembre de 2010

LOS DUODENO

(El día de la festividad de San Peloto, los duodeno acabaron de grabar su segundo disco)

SONETO DUODENAL

Si siempre que estás trabajando
piensas en la hora del bocadillo,
si tu eructos saben a picadillo:
algo en tu interior está pasando.

Si piensas que la vida es follar
y que todo lo urgente puede esperar,
si no coges el gustillo al verbo trabajar,
no lo dudes tu eres duodenarl.

Si te gusta la fiesta sin fin
y la María no te lleva a dormir
aunque ellas quieran tu delfín.

Si sientes este soneto duodenal
como una rumba que te mueve
a bailar: Eres fan de duodeno band.

jueves, 18 de noviembre de 2010

LA FOTO


(Autorretrato a los 31)

Al levantar la vista me he visto y me visto mal y ando mal de vista y aunque sin gafas el gafe lo llevo puesto y apesta como una mala tarde sin sol, me veo. Hay en la mirada de este tipo, sin sujeto ni predicado, como un chiste introspectivo a punto de reír. Hay algo de reojo en sus ojos dióptricos y marigüanos, y unos hombros reumáticos, una barba con desdén y un pelo hirsuto, recuerdo de melenas alcohólicas. Los ojos semicerrados como queriendo indagar en sí mismo a través de lecturas lejanas que leer achicando el enfoque. Tras la tapa del pecho se adivina un ansia de relojes parecida a las esponjas que regalan con las enciclopedias y coágulos de odio enquistados y otras cosas raras entre sus interioridades. Se le intuye un agujero en el ombligo, como una herida sostenida por unas manos que no se ven y que le sangran cuando escribe porque los libros cortan y no sólo los carniceros piden la baja por depresión. Su piel es sonámbula, hepática y tiene algo de pana comprada en Almacenes Bibliotecario. Su ropa es un decorado de cartón pena descatalogado. Y en toda la foto un aroma a otoño quemado en lumbres que recuerdan humos de otros tiempos y a hormigón de extrarradio, barro, atasco y su parque en tetra-brick. A veces surge una atmósfera de raíces caducas entre nieblas horzizontales. Es el busto de un enamorado atemporal, la estampa clásica del romanticismo, con su toque de muerte.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

LA QUEJA

La palabra dolor siempre es ajena si no está escrita en subjuntivo personal del verbo yo. Una obscenidad retratar la pena como si fuera un horizonte con que matar a la tarde que se atraganta en lo de siempre. Soy mi camiseta. Siento grima de los mocos tibios y sanguinolentos colgando de la mandíbula sin dientes de una vieja. Hoy la palabra es repugnancia. El plástico común a donde acuden las tertulias. El aire está usado como la taza del water del un idioma. Una acidia repulsiva como un orín prostíbulario. Una saliva caliente desciende por mi oido y ya casi no oigo. Las letras me salen redondas y les meto sal y las estiro y doy asco de gráfica y lo tacho todo y hasta el borrón me indigna porque parece un algo abundante. Soy una fiebre excesiva, un grumo de tierra en el ojo de un niño. Qué horror de quejumbres sosegadas. Soy una oreja colorada. Cuánto dolor radiante de tarifa nocturna. Huelo a fritanga de uñas con carne. Huelo a maquillaje, a luz de lámpara, a calor de microondas. Es tanto el artificio que hasta me apetece pólvora si la sangre sabe a sangre.

viernes, 12 de noviembre de 2010

LA RISA

Lo de que sólo existe tragedia, y es el rebote en lo más profundo del pozo donde nace lo cómico, ya lo he escrito. Todo es tragicómico porque todo es drama y por extensión todo hilarante. Es una tragedia pensar el trauma educativo de un hombre trajeado de gomina y su altanería brillante nos carcajea cuando un pájaro libre le defeca la corbata. La tirantez es una broma por venir porque el elástico se rompe con tanto estiramiento. Eso es así. El gesto, la pose, la decoración, son los tres términos que enumeran los derechones porque no saben escribir ni aciertan con el sustantivo cáscara. Te lo dejan a huevo para decirle rastacuero que era lo que decía Baroja a esta gente de olor a maleta cerrada sin viaje. Los que hacemos trampas al porro porque nos gusta la tragedia, andamos con la risa en el tuétano de la lágrima y así es todo ganancia. No hay nada de heroico en lo inevitable. La broma infinita de la que hablaba Foster Wallace. El humor no es un sentido, es un sentimiento. Yo siento el humor cuando me pongo serio, con perdón. Me basto y me sobro para reírme de mí mismo y hasta de los demás si no quieren. Porque no hay cosa mejor para la guasa que un serio revenido. Hay serios recalcitrantes que no quieren oir hablar de un chiste ni que le digas nada acerca de su tragedia porque son partes de su todo que se van por el desagüe líquido de la pena. La gente no quiere eso. La gente quiere dinero, que ya compraran el monólogo a diez euros la entrada y el cubalibre largo de barra, a poder ser americana. El humor es cosa de serios, de trágicos. De gente excesiva que no quiere quedarse la hostia dentro y la escojona. A mi la risa me llega siempre dando el pésame. Lo siento. Je.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

EL BANCO

Y ningún beso puede saciar los ojos que vendrán. Y ninguna lengua conseguirá trazar un puente sobre el movimiento. Hay cosas que es mejor saber para no jugar al escondite con un ojo abierto. Hay que saberse mostrar, hacer trampas tras el follaje de las caricias en otoño. El verano es una trampa de claridades. La mascarada de la conducta es una sombra chinesca que se proyecta en el espejo hasta convertirse en nuestro cuento chino. Nuestro engaño narcisista de sueños incumplidos, tartas de natas sin labios, azúcar en el filo de los dientes y otras fechas caducadas. Se esquiva el instinto, se desplaza. Se dejan para mañana las cosas de hacer hoy. Se convierte en siempre el debería. Y nadie está dispuesto a honrarse la palabra cortando el dolor con el filo de las equis. Nadie quiere sangrar por encima de la mesa. Es mejor que el silencio delate al ruido. Es mejor que el silencio acuse al griterío porque es anónimo aunque tenga nombre y apellidos. El padre se llama Juan y el hijo ya te lo he dicho.

jueves, 4 de noviembre de 2010

EL PERFUME

Tu presencia es firme como todo lo humano. Es tu ausencia lo que huele. El perfume, este batín diminuto plegado sobre la silla de mi pensamiento. La toalla sin tus manos, todo en desorden. Las plantas buscan la luz por ver si te encuentran. Hasta los bolígrafos estiran sus capuchas como queriendo ver, queriendo verte y hasta he notado un desorden de baldosas en el salón. El olor es el instinto, la poesía. La risa del lenguaje, el jefe del sonido. El olor hace la atmósfera del cocido, del orgasmo, del pezón erecto que buscan los niños. Es tu ausencia lo que huele en estas mañanas sin ti cuando siento la necesidad de hablarte aniñado mientras apuñalo el instante con el teléfono.

LA PRESENCIA

Cotidiano como el agua el calendario fluye. Los rituales van a dar a la mar cuando los jardines de la mujer requieren su rosa, su boda sin banquete ni más amor que un televisor encendido y la presencia tibia del afecto. Emocionarse queda lejos en el país del hasta luego. Llorar rimmel como un semen negro, la orgía de suciedad del ojo como un entierro enmoñigado y hasta la propia sangre un compromiso. La risa un esfuerzo, el hambre un trabajo y por el estilo un hormigon rampante lleno de grava que al mirarla, salta a los ojos. El pensamiento visita los mismos lugares de temor y desidia, lo que vulgarmente se conoce por derrota. Y hasta la derrota una recompensa de la certeza, del otravez, del siempre. Lo que no está prohibido es obligatorio, claro. Y saltar hacia mañana para engañar al todavía, correr hacia ti para esquivar el nosotros. Quizá, tal vez acurrucados en la manta mirando al ojalá. Toda una burbuja enorme pendiente de la piel rampante del orgasmo. Luego, desde el filo vertical de la presencia, la confusión pondrá las cosas en su sitio y el hormigón, los ojos, el agua, la fiebre y otros demás tendrán tu tiempo oscuro de la nada. Hasta que mirar el universo y no mirar sea el reflejo mudo de la histeria.