miércoles, 25 de septiembre de 2013

EL PUEBLO

A mi madre.

El gato es la cetrería del escritor. Uno sabe que se acerca a la literatura cuando el gato le ronea entre las piernas. Mi madre está contenta de mis manías porque la regalo un hijo durante unos días, es como empreñarse a los setenta aunque ella dice que son sesenta y siete. Estos hijos efímeros ya no se cagan encima ni te tocan los cacharros. Mi madre se sorprende de estas rarezas mías pero no pregunta porque sabe que a mi la vida me viene larga, pesada, que no me viene, porque no la alcanzo. Ella ya no saca el tema de las preguntas para podernos besar sin repeluco. La madre es el gato grande del cariño, la depresión inversa, la alegría del beso por el beso. Ella me respeta la soberbia porque sabe que si no me cuelgo y no hay cosa peor para un padre. El suicidio es el chantaje emocional del hijo, el talión del padre-hijo, el ojo por ojo del cariño. El pueblo tiene una tranquilidad extraña, como de cementerio de gatos. Las noches son más negras porque son más horizontales. Noches de queda para la luz. Un sin tiempo que sabe a vinacha y puertas cerradas en alcobas sin llave. Los pueblos son la metáfora de la familia, la galería de muertos en retratos cuarteados por el olvido. Son la genealogía triste de los objetos. Aquí el polvo pesa porque es la ceniza del tiempo, el placton para gatos que maúllan a las puertas. Los pueblos son los gatos que van a dar a las madres que son el vuelve pronto.

sábado, 14 de septiembre de 2013

EL FESTIVO

Siguiendo con el septiembre (que ya es un género literario en sí mismo) me pongo a recrearme la palabra con Fernando, otro que tal. Fernando es el primer Somalí nacido en Granada, provincia de Teruel. Fer, lo malo que tiene es que le ha podido la serotonina mitad whisky, mitad agujeta, y los culos en pompa del gimnasio. Tiende a ver las cosas medio llenas y analiza las empanadillas con la retrospectiva de la historia y el manual de Lázaro Carreter. A mi el día festivo (por ayer) me trae lecturas matutinas, paseos y tinta, el día de ayer también trajo video. María España diciendo que su marido con la literatura no intentaba convencer si no fascinar. Claro. No hay mejor manera de convencer que fascinando, Fer, le dije. Y él que si Las palabras de la tribu y yo que no que las cosas no están medio llenas o medio vacías, están medio rellenas que dice mi maestro Víctor Chamorro. Que si Umbral viene de Proust y el malditismo que si Pascual. Y yo que mi maestro viene con sus proverbos y dice que uno no es de donde nace ni de donde pace, se es de donde se hace. Por eso FU es un poco charco, posguerra y complejo de culpa. Por eso escribe de su hijo muerto y te convence de que la vida es un relleno de horas y miserias a las que el psicólogo nos dice que hay que pintar de azul sonrisa. La felicidad es el interés que nos hipoteca Emilio Botín para levantar la persiana. El sol parece ya un letrero de Neón del Banco Santander con Fernando Alonso en plan Robin Hood ahora que el Euskaltel no podía con el repecho de las nóminas. Se está perdiendo la perspectiva, y así no vemos bien el cuadro. Nos quieren convencer con la alegría para que nos tomemos la pastilla, nos demos el Vicks Vaporub y pongamos un babero paporsi. Nos niegan la fascinación, nos cierran los poros de la vida a base de cremas, asepsias y psicólogos. Nos proporcionan la realidad que sacan de un cajón. Unidosis de usar y tirar, no reutilizables y al contenedor amarillo para no contaminar. Umbral sabía que el lenguaje debe fascinar para convencer porque la razón es cosa de animales. El hombre debe disfrutar porque entender es cosa de periquitos. Y así nos despedimos ayer en mitad de una plaza íntima. El vecinaje, tan acostumbrado al beso y la borrachera que tan bien se cotizan en el chascarrillo, nos escuchaba la madrugada sin entender nuestro debate en plan novela histórica ni por qué Fernando se empeñaba en que leyera “Creación” de Gore Vidal. Ni yo tampoco, claro.

jueves, 12 de septiembre de 2013

EL ANIMAL

"La más profunda originalidad del hombre es la de ser un animal dotado de sinrazón. Efectivamente, no es la razón lo que caracteriza al ser humano, sino la sin razón. Los animales son razonables y jamás hacen nada inmotivado. El irracionalismo, el acto gratuito, el arte, la fantasía, el error, es lo que caracteriza al hombre".
Francisco Umbral.

Cuando llega septiembre el tiempo parece sacado de otro año mejor, como si fuese entrando en su momento y se acoplase de repente. Es como cuando llegas a Barcelona desde Extremadura, como si después de viajarse Europa uno llegara a París. Las emociones parecen volver a su sitio, las madrugadas vuelven a ser lectoras y hasta el DVD, que se negaba en verano, vuelve a funcionar. Ahora se afila la memoria con el grindel de la melancolía y se escriben mejor las ausencias. Haber si te dejas ver el pelo por allí que siempre vengo yo, me dice el otro. El otro soy yo pero de nombre Pablo que viene a llevarse la camisa vieja pero limpia. Pablo viene a modernizar el cante de Camarón con su gracia entre Manolo Caracol y su físico a lo Pollito de California. Viene, decía, al ritual de la camisa que en él suele ser camiseta, holgada y con bolsillo para profundizar en el equipaje de la risa, dejando al mudo de los Marx con tres pares de bocinas. Pablo viene, te duerme el sofá, te come las lentejas y te revienta el buzón con llaveríos. Así llevamos unos años contándonos la vida, queriéndonos interesadamente pero con separación de males. En septiembre, cuando la emoción se balancea en plan justiciero por los albures del folio, aparece. ¡Es él, es él!, escucho a las vecinas cuando llega. Ritualiza la camisa con la soltura animal de los orines, como si fuese un cambio de pellejo, como si se volviese serpiente a lo rápido farywest. Llevamos, digo, unos años con la cosa hasta el punto de que yo ya no soy yo ni mi casa es ya mi casa. Romperse la camisa a lo gitano no está bien porque ni somos gitanos ni está el horno para bollos. Mejor cambiarnos la camiseta a lo fútbol pero en plan higiénico, sin sudar ni nada. Pablo te va convirtiendo como hacen los buenos hermanos. Y con el silencio, el asentimiento y las pieles muertas de su ejemplo uno se da cuenta que no mira igual a los ratones. Cuando viene convierte Baños en una fiesta porque Pablo -¡Es él, es él!- es la sublimación de Hemingway. Y las Termas son las Tullerías y Pichuco´s el Arco del Triunfo. Así que cuando se va se tiene el ansia adolescente de leer para ver si poco a poco uno se va convirtiendo en alemán –qué tal ese Perico, me dice- y puedo corresponder, alguna vez, a tanto derroche. Y nunca puedo.

sábado, 7 de septiembre de 2013

LA BABOSA

Buscamos la empatía que nos acaricie el pelo que nos diga que la sopa se enfría y que no es para tanto. Lo que pasa es que la sopa es boba o son espaghettis porque nada es lo mismo sin el caldo. Lo malo es cuando te pasas los septiembres pensando en febreros, los bisiestos en los capicúas y así. La vida es esperar a que llegue el cirujano y quejarse como se pueda sin desagradar, sin que se note porque la tristeza enfada. Cuando la vida se llena de soledades sin tiempo el aire es el suspiro del resignatorio. Se abandonan las novelas y hasta la ternura se contrae cuando un niño te sonríe. Es el que dirán de las barras de pan. No hay atardeceres que suplan las madrugadas de semen vialáctico. Seguimos sin estallarnos la piel para que fluya el orgasmo, seguimos a rebufo de la babosa. 

viernes, 6 de septiembre de 2013

LA VENTANA

“Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano”.
Miguel Hernández

Lo del cinismo es una obviedad. La pose de las fotografías como ríos de twitter que van a dar a la mar que es la actualización del estado. No se trata de ser un pelma, no se trata de leer bajo los almendros en flor de los pezones. No hay que recitar a Ciorán a ciertas horas (te miran con asesinato). Se trata de saber cómo va la depresión de ese amigo con el que tienes más de trescientas fotos, dos mil horas de prácticas y treinta veranos. Disimular el desconocimiento, tratar de aportar algo que no sea cubalibre. Ya me ha vuelto a salir el cura. Cuando se esconde el policía nos sale el seminario, acabamos en la celda sin remedio. Pero hay otra cárcel invisible donde la luz nos da de frente y nos ciega y nos hace fluorescentes. Es el flash de la foto, la luz del móvil, la playa de Conil. Es la película porno donde el semen oculta las desgracias del pelo y la almorrana, donde el cachete esconde orgasmos de billetes negros y mañanas con niños preguntando. No hay un labio para nadie, ni una palabra todos, ni un poquito de cojones. Al final lo único que nos queda es huir a Tailandia para darnos cuenta que como fuera de casa en ningún sitio. Pero la pena te alcanza allí donde estés y ya sólo consuela saber que no eres el único que necesita suicidarse.

jueves, 5 de septiembre de 2013

EL MITO

Mi padre, que viene de Julio Caro Baroja dice que eso de generalizar no sirve. Vale, pero hay un algo, no sé ni cuánto ni cómo, que nos hace -a unos cuantos Papá- tender al mito como si fuera la teta del carácter, por eso nos hacemos la foto, encendemos la velita y floreamos la biblioteca. Los puestos del Sena son ya torreifeles de baratillo que los moros venden a cinco un euro por las Tullerías y los bouquinistes pues a cinco el Flaubert. París deslumbra por la arquitectura de tanque y porque las iglesias son gratis. Nosotros somos más de callejón y orín de gato, de un cotilleo de andar por casa y del visillo de la Puri. Del dinero negro de la catedral de Toledo y de las perrunillas de la clausura de Silos. Por eso uno que está acostumbrado al regateo del Moyano, al no entenderse ni con su brodel duodenal, chupa del mito para quitarse el complejo. Y con el Bergamín escrito en un billetito de metro y un Rubén Darío en castellano que ya le había comprado por dos euros, le chapuceé un “friend of Malraux” al gabache que me miró serio y con la calma de quien siente no poder ayudarme remiró sus libros. Contrariado por no disponerlo me hizo entrega de los dos euros del Darío. Ya se va uno con su complejo de paleto reforzado, con su pobreza estoica y un ánimo de solidaridad en las palabras que no me dejaron decirle “mercie” pero que entendió con mi gesto derrotado. El español mitifica con la teta, con el pecho que le olvide la leche en polvo y el queso amarillo. Con el destape que arrugue las sotanas pederastas del castizo medievalismo. "La teta y la luna" que filmó Bigas, "La libertad guiando al pueblo" que pintó Delacroix también va con su teta/mito por delante. El pintor debía tener su genealogía por la Iberia porque el francés es más de muslo rojo a lo Lautrec. En el Louvre comienza uno a darse cuenta que el homenaje a los republicanos españoles es un camelo vestido de flores tricolor. A Talleyrand lo único que le importaba es que no le quitasen el tesoro y vende historia, patria y olvido para salvaguardar el expolio imperialista de Napoleón con el perro yanqui del Plan Marshall. Ahí se vuelve uno más familia. Te acuerdas de la frase del Perico y de la antropología de don Julio. Al final el mito es el mito y uno en Madrid se topa en el rastro con Paco Clavel y en París con Woody Allen en la W.H. Smith de la rue Cambon. El mito se lo crea uno porque al final lo importante de la teta es el calostro que ahora dicen los vegetas que hay que cambiarlo por la soja. Lo que alucina de París es su tanque, su horizonte arrasado por las avenidas, su imperialismo. Lo que alucina de París es lo bien disimulada que está la sangre porque además no venden la morcilla. Allí todo es perfume, vino y flores Lafayette. El yanqui fundió el victorianismo inglés y al napoleón de Versalles y le salió un B-52 sobrevolando el Bronx cosa que celebran cada 4 de julio. Que detrás de la teta se esconde la luna, nos lo dijo Bigas que se apodo selenita para dejarlo claro como un cráter. Caminamos sonámbulos para ver cómo nos hipnotiza. Yo venía por los aires del Pirineo pensando en los euros del Darío sin saber como darle las gracias a aquel gesto de aquel librero sin tetas que ni siquiera me entendía y nunca leerá esto. Me ha salido esta umbralada columnaria que el politique de turno fundiría para levantar el monolito a lo Vendome. Así que nada: mercie Rubén, mercie bouquiniste.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

EL MIÉRCOLES

Odio de oídas.
El pobre no disfruta porque apura.
El amor son dos baldosas.
Confundimos ser con nacer.
La ignorancia mata de inocencia.
El consumo es costumbrismo.

martes, 3 de septiembre de 2013

EL MIEDO

Para Javi y Agus.

Habrá que inventarse otra mentira. Habrá que tejer las alas del ojo para que al mirar se sueñe diferente. Ahora que la alegría se desnuda en palabras despedidas la mueca cuaja en su hormigón. "Gracias a todos", "hasta siempre". El tiempo hurga con un palo en la herida del miedo, de allí sale la sangre rosa del cumplido. "Sois la hostia", "ésta es la foto". Sin embargo, septiembre vuelve con sus abrazos pendientes, con su filo de lágrimas, con esa llaga lancinante de lo que nunca será. El cuello se aja, las risas caen. Septiembre es volver a la nada, hacerse la pregunta, dormir a saltos, soñar con voces y parques encendidos. Es el hueco que nos deja el debería. Septiembre te coge pensando en las cartas de la saliva ausente, ese beso que nunca volverá. La melancolía, con su seda de feria y algodón rompe una lágrima y una foto, sacando lana de los abrazos gordos. Tendrás que inventarte otra mentira. Las palabras son lo único que queda, su ausencia es lo que duele. Una hojarasca de futuro llega hasta tu casa, empecinada en mirar hacia el nunca. "Sigue así", "no cambies". En tus párpados sientes las libélulas.