viernes, 6 de noviembre de 2009

FRANCISCO AYALA

A levy-Strauss no le he leído nada, a López Vázquez le he visto más y Ayala lo he leído tarde. Creo que me pasa como a todo el mundo. Del primero no sé más que su apellido de pantalón caro, del segundo que estaba en todas y del tercero que escribía fetén. Ayala suena a despedida árabe porque él venía de Granada. Escribía en cervantino que es el castellano que se lee más fácil y se escribe más difícil. Ayala tenía prosa de otro siglo porque el era de otro siglo. Perspectiva, perfil y persona: las tres pes del individuo que se me ocurre ahora. Ayala era de perpectiva juanramona, perfil picasiano y persona al estilo de Machado. Con perdón. Esta gente anda de puntillas, pero andan tanto que al final tienen una obra inmensa, como de Braille, y se convierten en referentes tan sin saberlo. La referencia puede ser múltiple pero este Paco, es de los pacos grandes, como Umbral, Rabal o Nieva, pero a su manera. Ahora que le necrologizo, veo que es un poco bergamino porque sale en todas las fotos al fondo como una marca de agua dulce. Ayala tiene su biblioteca en Alianza (y supongo que en otros muchos sitios porque 100 años son muchos para un bibliotecario) y en ella su Historia de Macacos. Los homúnculos que describe los sitúa en Guinea. Tiene una historia sobre escritores que es almíbar (con permiso del Alemán). Tiene cosas de maestro y uno le imagina escribiendo como un Velázquez, como un un Indurain del diccionario. La gente se muere, ellos se van para no volver. Cuando quiero llorar no lloro y así.

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