miércoles, 23 de diciembre de 2009

II

Pienso el lugar de las horas sentadas: un minuto largo y treinteno. Paredes aleteando palabras con soñolientos gestos cansados. Estirarse es romperse. La realidad, mi realidad, bascula en ideas que se repiten en bucle, quiero decir rizo, de su tiempo. Hay veces que el escenario montado para mis ojos cede y descubro una hora extraña en lo que parecía ser una tarde. Cierro la puerta y me doy miedo.

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