sábado, 24 de noviembre de 2012

EL DESIERTO DE LOS TÁRTAROS. Dino Buzzati.

Esta novela la escribió Buzzati después de leerse a Kafka de cabo a todo. El italiano venía del periodismo, la crónica y el cuento que tantas veces suele ser lo mismo. DB tenía 34 años cuando escribió el desierto. Tenía viaje y recorrido suficientes para darse cuenta de que aquella milonga de la vida y los nosequés eran nosecomos. Bergamín lo llamó la claridad desierta, Buzatti lo aumentó por omisión y lo dejó en desierto que tantas veces es deslumbrante.

Dino B. elabora un personaje, una atmósfera, un paisaje muy cuartelario, porque era el siglo XX y las guerras, además, no pasan de moda. En este ambiente de tensa calma preventiva se desarrolla el estallido metamórfico del personaje. “El desierto de los tártaros” (1940) es la evolución sutil de “La metamorfosis” de Kafka, como un hermano pequeño, más preparado, menos lírico, con la genética refinada y menos mérito porque la madre sabía ya de dónde venían los niños.

Estos tártaros vienen de Praga y caminan hacia el París existencialista de Sartre, ya embarazado. Por eso La Fortaleza que construye Buzzati es la metáfora de la vida, es una novela de colectivo, pasado por el tamiz de lo individual. El resultado es el desasosiego. La frustración que produce la verdad de la mentira. Saber que hacienda somos todos pero Botín anda por Suiza.

Es una novela impecable. Con una estructura cuidada, un paisaje elaborado, diálogos trabajados. Todo lo que se le puede pedir a una mancha. Obra breve, obra buena, sin mérito. Uno se da cuenta que estas novelas se escriben de memoria porque llevan en el rumio de la cabeza mucho tiempo.

Lo que más me llama la atención es su fonética. Es una novela de sonido. Giovanni Drago suena completo, añade tragedia. Las descripciones del paisaje parecen melodías de media tarde, tienen ocres y amarillos en su relente. Creo que Buzzati parece una perfumería. En Italia es el que hace la novela sinestésica, la que ya venía haciendo en España Gómez de la Serna y luego hará Umbral mejor que nadie. DB consigue una obra rotunda con la fuerza absoluta de lo efímero.

Lo difícil es conseguir casi todo con casi nada. Basta lo suficiente que decía Juan Ramón. Aquí se logra. Le entran a uno ganas de suicidarse. De no leer más, como cuando se visita a Juan Rulfo (con perdón), es un novelón. Buzzati escribió bastantes cosas más, sobre todo cuentos, pero él ya era novelista. Le pasó lo contrario que a Cortázar.

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