Pero somos porfiados.
Tal vez esto tenga compostura.
Tal vez esto tenga compostura.
Juan Rulfo.
La tristeza duele más
cuando es tranquila. La soledad sosiega el tiempo, lo reduce a una
mirada. Es la siesta de las pesadillas, el ansia del miedo que suele
pisar descalzo. El cómo sigue macerando el rosa.
Consuelos que ya no fustigan su dolor apalabrado. El tiempo es un
surco arando la angustia de los días de sol. La
tristeza enfada porque no habla, nos rabia su cinismo como una funda
de plástico. Somos previsibles imponderables, la
repetida caricia, el beso sin saliva, el calor justo de las
mantas. Posesivos del verbo ser, hueso de la piel, agua. Líquidos
que buscan su transparencia en la sed. Hacemos del instante un final,
del mañana un comienzo, fabricamos el aire para controlar el
oxígeno. Y sin embargo se muere. Yo nací –respetadme- con la
mentira.
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