miércoles, 9 de abril de 2014

EL TEATRO

 “El teatro es el arte práctico de popularizar el pensamiento”.
José Bergamín.

El teatro es una infancia, la paradoja en el cadalso, la lírica del azul que pasa. El teatro es un nido, un diálogo de sinestesias. Un cuadro conversando con un traje por lo inquietante del silencio, atragantarse de uno mismo por no conocerse, un laberinto de pausas menospreciando el maquillaje. Sobre la escena un labio ilumina un televisor. En la asamblea, Sancho Panza pide a gritos que se escuche a Erik Satie mientras las páginas de Alfred Jarry bailan con Miró. Afuera un arrabal zancudo teoriza un vertedero. Y una voz canta romances y cae un jarrón de golpes y se baja el telón. Miguel Romero Esteo, José Ricardo Morales, José María Rodríguez Méndez, nombres de aliento, calaverno y Shakespeare. Quién pregunta lo que no existe. Una calle vuelta hacia adentro, un recuerdo hecho futuro. Fuente de lo efímero, escupitajo de párpados sobre monedas calientes, el misterio creciente de unas manos que se encuentran. La belleza de las cosas que no importan.

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