lunes, 13 de abril de 2015

EL GIGANTE

A Mónica.

Vuelas como los tallos tranquilos de la miel, acumulando actos entre las flores. Como una abeja invertida aplicando polen a los pétalos más negros. Vas creciendo y a tu sombra florecen los cerezos. En tu cercanía vuelvo a sentirme el niño que no fui. Siento que has crecido cuando te sientas sobre mis rodillas y me abrazo a tus tobillos como un cuello de dos hojas. La altura se mide en horas de suelo, en ese estar al pie de la nada que soy yo. Mis palabras no llegan a tu oído, pero si algún día, allí abajo, un labio agita sus palabras dando saltos, piensa en mí, y creceré un milímetro. 

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