jueves, 30 de abril de 2015

LA VESPA

"Ay, Manolete, si no sabes torear para qué te metes".
Popular

A Pablo Gadea,
maestro de lo concreto.

Todos somos un poco Manolete y piensa el general que el patio de particular es un soldado raso y menguante, que el horizonte se convierte en cielo si le quitamos el azul. Piensa el nombre que Pedro limita al norte con el apellido que tiene su frontera en el apodo. Fulano y Mengano son Pedro y Juan y necesitamos concretar la lotería en el cuñado de mi prima que le han tocado 30 kilos, porque lo temporal y nominativo es la forma de poetizar lo anónimo e intemporal. Se trata de que Juan tenga el cuerpo de la emoción, de que Pedro ronque y pegue los mocos debajo de la mesa. Rajoy es más presidente que el Presidente porque sabemos como habla, como gestualiza, lo que dice cuando calla. El sr. Presidente queda bien si se conoce mal. Hablamos del Sistema porque no queremos hablar de papá. El padre siempre es mi padre, claro. Tenemos el horror de la felicidad metido en el posesivo. La avalancha del nosotros va calando miedo a lo singular. Detrás de la minúscula del nombre común se esconde la mayúscula del nombre propio (que el universo cabía en una nuez ya lo dijo Hawking), y olvidamos que la emoción de la anécdota sirve. No importa lo cierto (tu verdad no, la verdad, etc) sino lo certero, lo que llegue. El chiste del infierno español vale para cualquier infierno porque España es la metáfora de lo cutre: cuando hay pala no hay carbón, cuando hay carbón no funciona la caldera. Reguemos con un Rioja que me he comprado un Picasso se entiende mejor (se entiende más) que si nos tomamos un vino porque me he comprado un cuadro (aséptico y funcionario como si lo hubiera escrito un maestro). Por eso el sustantivo necesita un adjetivo para delimitarlo. Torturador es el eufemismo de Melitón Manzanas, dictador de Hitler, imperialismo de USA, y así hereditariamente. Por eso funciona Macondo, Comala y don Quijote. Porque a la patada en los huevos hay que ponerle su hijo de puta -con nombre y apellidos- para que duela. Que no te vendan la vespa.

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