Cuando miramos al horizonte sin más compañía que el humo, no hay más que conocer y tocamos por tocar. Y nos entusiasma un verso brillante, un dato más sobre aquello. Y encontrar pureza de árbol en la arruga, percibir la belleza de una soledad sin suerte. Y aquel bordillo, la zapatilla y la piedra, preguntan las cosas de siempre. Hoy tu voz incendia septiembre.
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